El líder volvió a jugar mal, perdió ante el Lobo por 2-1 y mañana puede
ser alcanzado por Godoy Cruz. Marco Pérez (PT 20 y ST 23m) marcó los
goles del equipo de Cocca, mientras que Federico Mancuello (PT 40m)
había empatado para los de Gallego.
La Plata era otra estación de riesgo para Independiente en su viaje rumbo al
campeonato y a fin de cuentas el equipo
del Tolo Gallego no pasó la prueba contra Gimnasia: volvió a quedar en
deuda con su juego, cosechó su segunda caída en el Clausura -la anterior
fue con Vélez en la quinta fecha- y mañana puede ser
alcanzado en la cima si Godoy Cruz supera a Racing en Avellaneda.
El Lobo hizo el gasto en los primeros minutos, monopolizó la
pelota gracias a las buena tarea de sus mediocampistas y tenía picante
arriba con Stracqualursi y Marco Pérez. Primero avisó el lungo, y a los
20 fue el colombiano el que quedó mano a mano con Gabbarini, tras una
gran cesión de Encina, para tocar al gol con una sutileza por sobre el
cuerpo del
arquero.
La diferencia estaba bien por el pobre juego de Independiente, que
evidenciaba la misma falta de
fútbol y de atención en la última línea que
viene exhibiendo desde hace varios partidos. Pero tras ese gol, el
equipo de Cocca cedió algo de su protagonismo y antes del cierre, los de
Gallego cantaron bingo: Acevedo cedió para Federico Mancuello, quien
con un tiro bajo y cruzado sentenció a Sessa.
El complemento arrancó también con emociones: Gabbarini evitó el
segundo de Encina y Sessa se debió esforzar para controlar un buen
remate de Núñez, quien ingresó por
Mancuello, conformando una delantera de peso junto a Silvera y Gandín.
Cuando el que estaba más cerca era el Rojo, una distracción defensiva le
costó volver a estar en desventaja. Stracqualursi cabeceó un envío
largo de Iriarte y, tras un grosero error de cálculo de Mareque, el
moreno Pérez volvió a quedar solo para conquistar su segundo gol en la
tarde del Bosque. Iban 23 minutos.
De ahí al final fue todo de Independiente, que con poco fútbol y
con mucho
amor propio fue a vender cara su
derrota. Tuvo la pelota, llenó de centros el área rival y estuvo al
borde llevarse algo, pero Gandín se tragó el empate a los 38 y el 2-1 se
mantuvo para siempre.
ser alcanzado por Godoy Cruz. Marco Pérez (PT 20 y ST 23m) marcó los
goles del equipo de Cocca, mientras que Federico Mancuello (PT 40m)
había empatado para los de Gallego.
La Plata era otra estación de riesgo para Independiente en su viaje rumbo al
campeonato y a fin de cuentas el equipo
del Tolo Gallego no pasó la prueba contra Gimnasia: volvió a quedar en
deuda con su juego, cosechó su segunda caída en el Clausura -la anterior
fue con Vélez en la quinta fecha- y mañana puede ser
alcanzado en la cima si Godoy Cruz supera a Racing en Avellaneda.
El Lobo hizo el gasto en los primeros minutos, monopolizó la
pelota gracias a las buena tarea de sus mediocampistas y tenía picante
arriba con Stracqualursi y Marco Pérez. Primero avisó el lungo, y a los
20 fue el colombiano el que quedó mano a mano con Gabbarini, tras una
gran cesión de Encina, para tocar al gol con una sutileza por sobre el
cuerpo del
arquero.
La diferencia estaba bien por el pobre juego de Independiente, que
evidenciaba la misma falta de
fútbol y de atención en la última línea que
viene exhibiendo desde hace varios partidos. Pero tras ese gol, el
equipo de Cocca cedió algo de su protagonismo y antes del cierre, los de
Gallego cantaron bingo: Acevedo cedió para Federico Mancuello, quien
con un tiro bajo y cruzado sentenció a Sessa.
El complemento arrancó también con emociones: Gabbarini evitó el
segundo de Encina y Sessa se debió esforzar para controlar un buen
remate de Núñez, quien ingresó por
Mancuello, conformando una delantera de peso junto a Silvera y Gandín.
Cuando el que estaba más cerca era el Rojo, una distracción defensiva le
costó volver a estar en desventaja. Stracqualursi cabeceó un envío
largo de Iriarte y, tras un grosero error de cálculo de Mareque, el
moreno Pérez volvió a quedar solo para conquistar su segundo gol en la
tarde del Bosque. Iban 23 minutos.
De ahí al final fue todo de Independiente, que con poco fútbol y
con mucho
amor propio fue a vender cara su
derrota. Tuvo la pelota, llenó de centros el área rival y estuvo al
borde llevarse algo, pero Gandín se tragó el empate a los 38 y el 2-1 se
mantuvo para siempre.