El equipo de Sarandí se impuso por 2-0 con goles de Luciano Leguizamón
(PT 32m) y Mauro Obolo (ST 33m) y complicó aún más la situación del
conjunto platense, que sigue anclado en la zona de Promoción. Los de
Cocca se quedaron con uno menos en el arranque del complemento por la
roja a Sebastián Romero.
Gimnasia no pudo escapar a la malaria que azotó a todos los equipos que pelean por mantener la
categoría, en la décima fecha del Torneo Clausura. En un
caldeado Bosque platense, Arsenal ratificó que potencia su juego cuando juega de
visitante y le propinó un doloroso 2-0 basado en el orden y la
contundencia. De esta manera, el Lobo continúa anclado en la zona de
Promoción, a dos de Racing y a tres de Rosario
Central, hoy afuera.
Los nervios y el buen trabajo de Arsenal le impidieron a
Gimnasia desarrollar su clásico juego prolijo, ese donde sobresalen los
volantes externos. El equipo de Jorge Burruchaga pudo plantar su
habitual solidez defensiva y, a la hora de dañar, apeló a un entonado
Luciano Leguizamón. Precisamente, fue el ex punta del Lobo el que abrió
el marcador a los 32 minutos, luego de aprovechar una asistencia de
Mauro Obolo. ¿La receta? Un letal contragolpe que dejó al desnudo cuánto
sufre la defensa platense cuando enfrenta a rivales rápidos.
Las escasas aproximaciones de Gimnasia llegaron por la vía de los
remates desde afuera del área. Encina probó un par de veces, mientras
que a poco del entretiempo también lo hizo el lateral chileno Alvaro
Ormeño. En todos los casos, Cristian Campestrini dijo presente y
desactivó los disparos. A poco del descanso, Arsenal perdió por lesión a
Leguizamón, que fue reemplazado por el talentoso cordobés Franco Jara.
Gimnasia asumió la responsabilidad de ir por la victoria, empujado
por sus enormes urgencias. Esa mayor presión ofensiva estuvo a punto de
provocar el empate a los tres minutos, cuando Hugo Nervo perdió una
pelota con Denis Stracqualursi y el colombiano Marco Pérez sacó un
peligroso
remate de media vuelta. En medio
de la desesperación, Sebastián Romero simuló sufrir una falta en el área
para buscar el penal, pero Saúl Laverni adivinó su intención y le sacó
la roja (el Chirola había sido amonestado en el primer tiempo por
protestar). Arsenal sonrió de punta a punta, mientras reforzaba sus
vallas de contención.
En búsqueda de mayor claridad para atacar, Cocca mandó a la cancha a
Diego Villar en lugar del lateral Patricio Graff. Poco después, se fue
Stracqualursi e ingresó Gastón Casas. El objetivo fue dejar de lado los
pelotazos para el ariete y buscar el empate por el ras del piso. Por su
parte, el Arse levantó la bandera del orden y se abroqueló en su
trinchera.
Casi sin buscarlo, el visitante encontró el segundo y último tanto a los
33, por intermedio de Mauro Obolo. La jugada arrancó con un saque de
arco de Campestrini, continuó con un grosero erro del central Ariel
Agüero y terminó con la definición cruzada del goleador surgido en Vélez
(suma siete en el Clausura). Poco después, Cristian Álvarez estrelló la
pelota en el travesaño luego de un par de enganches. El partido se fue
consumiendo en medio de la impotencia de uno y la sobriedad de otro. El
resultado final resumió las virtudes de un Arsenal especialista en
aprovechar la desesperación del rival y las falencias de un Gimnasia que
deberá reencontrar el rumbo urgente.
(PT 32m) y Mauro Obolo (ST 33m) y complicó aún más la situación del
conjunto platense, que sigue anclado en la zona de Promoción. Los de
Cocca se quedaron con uno menos en el arranque del complemento por la
roja a Sebastián Romero.
Gimnasia no pudo escapar a la malaria que azotó a todos los equipos que pelean por mantener la
categoría, en la décima fecha del Torneo Clausura. En un
caldeado Bosque platense, Arsenal ratificó que potencia su juego cuando juega de
visitante y le propinó un doloroso 2-0 basado en el orden y la
contundencia. De esta manera, el Lobo continúa anclado en la zona de
Promoción, a dos de Racing y a tres de Rosario
Central, hoy afuera.
Los nervios y el buen trabajo de Arsenal le impidieron a
Gimnasia desarrollar su clásico juego prolijo, ese donde sobresalen los
volantes externos. El equipo de Jorge Burruchaga pudo plantar su
habitual solidez defensiva y, a la hora de dañar, apeló a un entonado
Luciano Leguizamón. Precisamente, fue el ex punta del Lobo el que abrió
el marcador a los 32 minutos, luego de aprovechar una asistencia de
Mauro Obolo. ¿La receta? Un letal contragolpe que dejó al desnudo cuánto
sufre la defensa platense cuando enfrenta a rivales rápidos.
Las escasas aproximaciones de Gimnasia llegaron por la vía de los
remates desde afuera del área. Encina probó un par de veces, mientras
que a poco del entretiempo también lo hizo el lateral chileno Alvaro
Ormeño. En todos los casos, Cristian Campestrini dijo presente y
desactivó los disparos. A poco del descanso, Arsenal perdió por lesión a
Leguizamón, que fue reemplazado por el talentoso cordobés Franco Jara.
Gimnasia asumió la responsabilidad de ir por la victoria, empujado
por sus enormes urgencias. Esa mayor presión ofensiva estuvo a punto de
provocar el empate a los tres minutos, cuando Hugo Nervo perdió una
pelota con Denis Stracqualursi y el colombiano Marco Pérez sacó un
peligroso
remate de media vuelta. En medio
de la desesperación, Sebastián Romero simuló sufrir una falta en el área
para buscar el penal, pero Saúl Laverni adivinó su intención y le sacó
la roja (el Chirola había sido amonestado en el primer tiempo por
protestar). Arsenal sonrió de punta a punta, mientras reforzaba sus
vallas de contención.
En búsqueda de mayor claridad para atacar, Cocca mandó a la cancha a
Diego Villar en lugar del lateral Patricio Graff. Poco después, se fue
Stracqualursi e ingresó Gastón Casas. El objetivo fue dejar de lado los
pelotazos para el ariete y buscar el empate por el ras del piso. Por su
parte, el Arse levantó la bandera del orden y se abroqueló en su
trinchera.
Casi sin buscarlo, el visitante encontró el segundo y último tanto a los
33, por intermedio de Mauro Obolo. La jugada arrancó con un saque de
arco de Campestrini, continuó con un grosero erro del central Ariel
Agüero y terminó con la definición cruzada del goleador surgido en Vélez
(suma siete en el Clausura). Poco después, Cristian Álvarez estrelló la
pelota en el travesaño luego de un par de enganches. El partido se fue
consumiendo en medio de la impotencia de uno y la sobriedad de otro. El
resultado final resumió las virtudes de un Arsenal especialista en
aprovechar la desesperación del rival y las falencias de un Gimnasia que
deberá reencontrar el rumbo urgente.