El único líder le ganó 2-0 al aguerrido Canalla, en Avellaneda, y
mantuvo la ventaja de dos puntos sobre Godoy Cruz. Lucas Mareque (ST
32m) y Leonel Núñez (ST 40m) hicieron los tantos del Rojo, que hilvanó
cinco victorias al hilo y acrecentó su gran ilusión.
El presente le sonríe cada vez más a Independiente, que recién en el
final pudo encontrar la llave para abrir el partido ante Rosario Central
y consolidarse en lo más alto del Torneo Clausura. El Rojo se impuso
por 2-0 como local sobre un batallador rival, que le bloqueó los caminos
y lo puso en serios apuros. Sin embargo, los de Avellaneda nunca
renunciaron a la búsqueda y volvieron a exhibir ese oportunismo clásico
que tienen los equipos destinados a bañarse en
gloria.
Tal como se especulaba desde la previa, Independiente asumió la
iniciativa e intentó aplicar su propuesta vertiginosa frente a un
contrincante al cual no le quedó otro recurso que el contragolpe. En su
retorno tras una lesión, el zurdo Federico Mancuello se transformó en el
conductor del líder desde la franja izquierda, donde desordenó a toda
la defensa con sus desbordes y los cambios de frente. Precisamente, la
primera gran emoción del duelo llegó por ese costado, cuando el
volante izquierdo envió un centro
atrás para Hernán Fredes, que de frente al arco sacó un remate muy alto.
No obstante, no todo fue color de rosas para el Rojo. Central supo
resistir ese frenético comienzo y paulatinamente empezó a descubrir los
huecos enormes que dejaba Luciano Vella por el sector derecho. Entonces,
el recurso del pelotazo para la llegada de Gervasio Núñez o alguno de
los delanteros dio réditos y complicó a Eduardo Tuzzio, que muchas veces
tuvo que salir a cruzar y quedó pagando. Para fortuna del puntero, el
Canalla nunca pudo acertar en el último pase y derrochó varias
oportunidades para amargar al
anfitrión. Obviamente, Adrián Gabbarini también fue decisivo para
despejarle cualquier nubarrón al equipo de Gallego.
Pese a que no lo ayudaba el embarrado césped, Independiente se las
ingenió para convertir en figura a Hernán Galíndez, que les ahogó el
grito a Andrés Silvera, Mancuello y Acevedo. El primer tiempo se quedó
en cero por culpa de los arqueros y dejó una conclusión ambigua.
Independiente, gracias a su mayor desequilibrio ofensivo, fue superior;
pero el Canalla supo aprovechar las falencias defensivas y también
estuvo cerca.
El complemento arrancó al ritmo que deseaba Central. Es decir, más
trabado y sin tantos espacios. El Rojo, con el ingreso de Federico
González por el dolorido Silvera, fue por la ventaja con más ganas que
fútbol prolijo. En lugar de abrir
la cancha, Independiente insistió en centralizar su juego y le facilitó
el trabajo al visitante. Las únicas
dos aproximaciones nítidas fueron los cabezazos de González y Gandín,
luego de dos centros de Piatti por derecha. Muy pocos recursos para un
candidato firme al título.
El Tolo buscó
variantes con la entrada de Leonel
Núñez por Gandín, pero el héroe ya estaba en la cancha desde el
arranque. Se trató de Lucas Mareque, quien había marcado con solidez
pero hasta ese momento había contribuido con la centralización del juego
de su equipo. Hasta que a los 32, el lateral surgido en River dibujó
una gran jugada individual en el área y abrió el marcador con un
tremendo remate. Un desahogo absoluto para Gallego y para cada uno de
los hinchas rojos que cultivaban ansiedad.
La genialidad de Mareque le resolvió por completo el partido a
Independiente, que se sintió a gusto ante los espacios que dejó Central.
El local aumentó la ventaja a los 40 con un contragolpe conducido por
Mancuello y definido por Núñez. En definitiva, el Rojo volvió a
sostenerse en los momentos más oscuros y halló la merecida recompensa,
tal como le pasó ante Tigre, River y Chacarita. Aun sin esa regularidad
añorada, a Independiente le sobra para ser líder. Por su parte, Central
sigue afuera de la Promoción, pero no cumplió su objetivo de alejarse un
poco más de la zona caliente (le lleva sólo un punto a Racing).
mantuvo la ventaja de dos puntos sobre Godoy Cruz. Lucas Mareque (ST
32m) y Leonel Núñez (ST 40m) hicieron los tantos del Rojo, que hilvanó
cinco victorias al hilo y acrecentó su gran ilusión.
El presente le sonríe cada vez más a Independiente, que recién en el
final pudo encontrar la llave para abrir el partido ante Rosario Central
y consolidarse en lo más alto del Torneo Clausura. El Rojo se impuso
por 2-0 como local sobre un batallador rival, que le bloqueó los caminos
y lo puso en serios apuros. Sin embargo, los de Avellaneda nunca
renunciaron a la búsqueda y volvieron a exhibir ese oportunismo clásico
que tienen los equipos destinados a bañarse en
gloria.
Tal como se especulaba desde la previa, Independiente asumió la
iniciativa e intentó aplicar su propuesta vertiginosa frente a un
contrincante al cual no le quedó otro recurso que el contragolpe. En su
retorno tras una lesión, el zurdo Federico Mancuello se transformó en el
conductor del líder desde la franja izquierda, donde desordenó a toda
la defensa con sus desbordes y los cambios de frente. Precisamente, la
primera gran emoción del duelo llegó por ese costado, cuando el
volante izquierdo envió un centro
atrás para Hernán Fredes, que de frente al arco sacó un remate muy alto.
No obstante, no todo fue color de rosas para el Rojo. Central supo
resistir ese frenético comienzo y paulatinamente empezó a descubrir los
huecos enormes que dejaba Luciano Vella por el sector derecho. Entonces,
el recurso del pelotazo para la llegada de Gervasio Núñez o alguno de
los delanteros dio réditos y complicó a Eduardo Tuzzio, que muchas veces
tuvo que salir a cruzar y quedó pagando. Para fortuna del puntero, el
Canalla nunca pudo acertar en el último pase y derrochó varias
oportunidades para amargar al
anfitrión. Obviamente, Adrián Gabbarini también fue decisivo para
despejarle cualquier nubarrón al equipo de Gallego.
Pese a que no lo ayudaba el embarrado césped, Independiente se las
ingenió para convertir en figura a Hernán Galíndez, que les ahogó el
grito a Andrés Silvera, Mancuello y Acevedo. El primer tiempo se quedó
en cero por culpa de los arqueros y dejó una conclusión ambigua.
Independiente, gracias a su mayor desequilibrio ofensivo, fue superior;
pero el Canalla supo aprovechar las falencias defensivas y también
estuvo cerca.
El complemento arrancó al ritmo que deseaba Central. Es decir, más
trabado y sin tantos espacios. El Rojo, con el ingreso de Federico
González por el dolorido Silvera, fue por la ventaja con más ganas que
fútbol prolijo. En lugar de abrir
la cancha, Independiente insistió en centralizar su juego y le facilitó
el trabajo al visitante. Las únicas
dos aproximaciones nítidas fueron los cabezazos de González y Gandín,
luego de dos centros de Piatti por derecha. Muy pocos recursos para un
candidato firme al título.
El Tolo buscó
variantes con la entrada de Leonel
Núñez por Gandín, pero el héroe ya estaba en la cancha desde el
arranque. Se trató de Lucas Mareque, quien había marcado con solidez
pero hasta ese momento había contribuido con la centralización del juego
de su equipo. Hasta que a los 32, el lateral surgido en River dibujó
una gran jugada individual en el área y abrió el marcador con un
tremendo remate. Un desahogo absoluto para Gallego y para cada uno de
los hinchas rojos que cultivaban ansiedad.
La genialidad de Mareque le resolvió por completo el partido a
Independiente, que se sintió a gusto ante los espacios que dejó Central.
El local aumentó la ventaja a los 40 con un contragolpe conducido por
Mancuello y definido por Núñez. En definitiva, el Rojo volvió a
sostenerse en los momentos más oscuros y halló la merecida recompensa,
tal como le pasó ante Tigre, River y Chacarita. Aun sin esa regularidad
añorada, a Independiente le sobra para ser líder. Por su parte, Central
sigue afuera de la Promoción, pero no cumplió su objetivo de alejarse un
poco más de la zona caliente (le lleva sólo un punto a Racing).