Al Capone el gángster más famoso de todos los tiempos
Alphonse Gabriel Capone probablemente sea el gángster más famoso de todos los tiempos, y el culpable de que en los años 20 a Chicago se le conociera como una ciudad sin ley. Aunque nació y vivió sus primeros años en Brooklyn, pronto pasó a convertirse en la referencia número 1 del crimen organizado en Chicago, donde explotó toda su capacidad física e intelectual.Ya desde los primero años de su vida se juntó con dos de las peores bandas jóvenes de Nueva York, los Brooklyn Rippers y los Forty Thieves Juniors. A los 14 dejó el colegio y se unió a una banda un poco más conocida: Los Five Points de Manhattan, donde conoció a Frankie Yale. Trabajando como portero para uno de sus bares, recibió la tan famosa cicatriz en la cara que tuvo toda su vida, producto de un navajazo.
En 1919, Yale decidió enviar a Capone a Chicago para ver si el país olvidaba los varios asesinatos que había cometido en Nueva York, sobre todo a miembros de otras bandas rivales. En Chicago, Capone se juntó con el mentor de Yale, John Torrio. Al cabo de tres años se convirtió en su mano derecha y ya se le comenzaba a ver detrás de las oficinas de los burdeles, casinos y salas de apuestas. Todo esto en la etapa de la prohibición.
Cuando Torrio fue disparado por un miembro de una banda rival, decidió marcharse de la ciudad, dejando a cargo de todo el negocio a Al Capone, que en poco tiempo se hizo con la confianza de toda su gente, y amplió el imperio ilegal a otras muchas áreas como destilerías, salas de fiesta, productores de alcohol y locales de apuestas de carreras de caballo.
La extensa red de contactos a los que pagaba, desde periodistas hasta policías, imposibilitaron que todos los intentos que hubo para matarlo (por parte de otras mafias), acabaran triunfando. Sin embargo, a su nombre se le han atribuido todo tipo de asesinatos, y la mayoría dieron en su objetivo. La masacre más conocida de Al Capone ocurrió el 14 de febrero de 1929 (día de San Valentín), cuando cuatro de sus hombres (dos vestidos de policía) acribillaron a balas a siete miembros de la banda de George “Bugs” Moran’s North Side. Moran, sin embargo, no era ninguno de esos siete, pues estaba a punto de entrar en su local cuando vio a los supuestos policías, decidiendo no entrar y así salvando su vida. Al Capone, se cubrió las espaldas al estar de viaje en Florida en el momento del asesinato.
A este gángster nunca pudieron llevarle a la cárcel por crímenes cometidos, siempre por falta depruebas. Pero alguien encontró la forma: por Evasión de Impuestos. Frank Wilson del IRS’s Special Intelligence Unit, un agente secreto con la misión exclusiva de espiar a Capone, encontró unas cuentas de una de las salas de apuestas a su nombre, que no sólo contenía información fiscal y datos de ingresos mensuales, sino las presuntas cuentas personales de Capone. Al poco tiempo, uno de sus abogados llamado Lawrence P. Mattingly, admitió que Capone tenía lo que se podía llamar una renta, es decir, unos ingresos que no declaraba. Y esto, junto con la aportación de Wilson y la coerción a los testigos para que declararan en su contra, acabaron enviando a Capone al talego. Pero la historia no acaba aquí, de una cárcel tuvo que pasar a otra, y de la otra a su casa vigilado de por vida.
Capone era tan conocido por sus asesinatos como por sus buenos actos: Pagaba a mercaderes de varios puntos de Chicago para que dieran comida y ropa a los pobres y necesitados. Además tenía varios restaurantes en los que se dejaba ver, y una cara como un diablo, es decir, que mientras mandaba a sus sicarios a matar, él se dedicaba a contar historias a sus clientes…
Alphonse Gabriel Capone probablemente sea el gángster más famoso de todos los tiempos, y el culpable de que en los años 20 a Chicago se le conociera como una ciudad sin ley. Aunque nació y vivió sus primeros años en Brooklyn, pronto pasó a convertirse en la referencia número 1 del crimen organizado en Chicago, donde explotó toda su capacidad física e intelectual.Ya desde los primero años de su vida se juntó con dos de las peores bandas jóvenes de Nueva York, los Brooklyn Rippers y los Forty Thieves Juniors. A los 14 dejó el colegio y se unió a una banda un poco más conocida: Los Five Points de Manhattan, donde conoció a Frankie Yale. Trabajando como portero para uno de sus bares, recibió la tan famosa cicatriz en la cara que tuvo toda su vida, producto de un navajazo.
En 1919, Yale decidió enviar a Capone a Chicago para ver si el país olvidaba los varios asesinatos que había cometido en Nueva York, sobre todo a miembros de otras bandas rivales. En Chicago, Capone se juntó con el mentor de Yale, John Torrio. Al cabo de tres años se convirtió en su mano derecha y ya se le comenzaba a ver detrás de las oficinas de los burdeles, casinos y salas de apuestas. Todo esto en la etapa de la prohibición.
Cuando Torrio fue disparado por un miembro de una banda rival, decidió marcharse de la ciudad, dejando a cargo de todo el negocio a Al Capone, que en poco tiempo se hizo con la confianza de toda su gente, y amplió el imperio ilegal a otras muchas áreas como destilerías, salas de fiesta, productores de alcohol y locales de apuestas de carreras de caballo.
La extensa red de contactos a los que pagaba, desde periodistas hasta policías, imposibilitaron que todos los intentos que hubo para matarlo (por parte de otras mafias), acabaran triunfando. Sin embargo, a su nombre se le han atribuido todo tipo de asesinatos, y la mayoría dieron en su objetivo. La masacre más conocida de Al Capone ocurrió el 14 de febrero de 1929 (día de San Valentín), cuando cuatro de sus hombres (dos vestidos de policía) acribillaron a balas a siete miembros de la banda de George “Bugs” Moran’s North Side. Moran, sin embargo, no era ninguno de esos siete, pues estaba a punto de entrar en su local cuando vio a los supuestos policías, decidiendo no entrar y así salvando su vida. Al Capone, se cubrió las espaldas al estar de viaje en Florida en el momento del asesinato.
A este gángster nunca pudieron llevarle a la cárcel por crímenes cometidos, siempre por falta depruebas. Pero alguien encontró la forma: por Evasión de Impuestos. Frank Wilson del IRS’s Special Intelligence Unit, un agente secreto con la misión exclusiva de espiar a Capone, encontró unas cuentas de una de las salas de apuestas a su nombre, que no sólo contenía información fiscal y datos de ingresos mensuales, sino las presuntas cuentas personales de Capone. Al poco tiempo, uno de sus abogados llamado Lawrence P. Mattingly, admitió que Capone tenía lo que se podía llamar una renta, es decir, unos ingresos que no declaraba. Y esto, junto con la aportación de Wilson y la coerción a los testigos para que declararan en su contra, acabaron enviando a Capone al talego. Pero la historia no acaba aquí, de una cárcel tuvo que pasar a otra, y de la otra a su casa vigilado de por vida.
Capone era tan conocido por sus asesinatos como por sus buenos actos: Pagaba a mercaderes de varios puntos de Chicago para que dieran comida y ropa a los pobres y necesitados. Además tenía varios restaurantes en los que se dejaba ver, y una cara como un diablo, es decir, que mientras mandaba a sus sicarios a matar, él se dedicaba a contar historias a sus clientes…