Sexo bajo el agua: Mitos, verdades y secretos
El mar o la piscina siempre son
escenarios atractivos para el momento del placer sexual, son elementos
que nos vinculan con placeres muy primitivos. Recordemos que provenimos
del agua”, dice la sexóloga uruguaya Carolina Villalba.
Sin embargo, todo ese encuentro ideal se puede arruinar si no se
tienen presente ciertas cuestiones. A priori, la gurú del sexo
recomienda disfrutar de la erotización que se produce en la piel por
"la caricia del agua", fresca en verano o tibia en invierno. Y luego,
dejarse llevar por el instinto.
A favor y en contra
Una de las cualidades que posee el agua a la hora del erotismo es
la facilidad para explorar todo tipo de posturas. Según explica
Villalba, los amantes pueden llegar a sentirse acróbatas sexuales o
ponerle ese toque de creatividad que quizás, fuera de ella, no es tan
fácil de lograr.
El entorno de una piscina o del mar también estimula lo visual y da
un marco más que motivador para el encuentro. “La piel y el pelo
mojados suelen ser factores que aumentan la libido”, afirma la
sexóloga.
En coincidencia con la especialista, Joaquín, un muchacho de 27
años que probó la experiencia de tener sexo en el agua, reconoce los
“poderes mágicos” de este recurso natural. “Es buenísimo porque es algo
bien diferente y con mucha adrenalina. Más si hay gente cerca. Me
encanta sentirla (a su pareja) toda mojadita”, dijo el joven con aires
de lujuria.
Besarse y tener sexo oral debajo del agua es otra experiencia bien
distinta. Aunque debe ser practicaba con cierto recaudo. Como explica
Villalba, hay que tener control respiratorio para no terminar tosiendo
o ingiriendo líquido, situación que sin duda rompería el romanticismo.
El mito del preservativo y el dolor
Una vez tomada la iniciativa de tener un fogoso encuentro debajo
del agua, vaya paradoja, una de las dudas más frecuentes que se
presenta es el método anticonceptivo que debe utilizarse para no correr
riesgos.
“Lo hice en el jacuzzi pero lo aproveché poco porque me agarró el
trauma de que el preservativo no estuviese agarrando bien. No fue como
me lo imaginaba”, contó Marina, de 23 años, que también tiene
experiencia en el tema.
Por su parte, Melina (22), otra fan del aquasex, cree que no todos
los métodos son eficientes. “Yo porque me cuido con pastillas pero con
preservativos no sirve, no creo que sea lo mismo. Es más, intenté y no
se pudo”, cuenta la estudiante de Administración de Empresas.
Sin embargo, la competencia uruguaya de Alesandra Rampolla aclara
que el condón siempre debe colocarse con el pene en erección, desde el
principio de la relación y fuera del agua. Y añade: “Si no se pierde la
erección, no suele haber ningún problema con que se utilice hasta el
final”.
Otra de las falsas creencias que existe en torno esta práctica
sexual es que puede resultar dolorosa para la mujer, porque el líquido
limpia la lubricación de la vagina. Pero los especialistas afirman que
si está bien estimulada, no debe presentar molestia alguna.
Fuente
El mar o la piscina siempre son
escenarios atractivos para el momento del placer sexual, son elementos
que nos vinculan con placeres muy primitivos. Recordemos que provenimos
del agua”, dice la sexóloga uruguaya Carolina Villalba.
Sin embargo, todo ese encuentro ideal se puede arruinar si no se
tienen presente ciertas cuestiones. A priori, la gurú del sexo
recomienda disfrutar de la erotización que se produce en la piel por
"la caricia del agua", fresca en verano o tibia en invierno. Y luego,
dejarse llevar por el instinto.
A favor y en contra
Una de las cualidades que posee el agua a la hora del erotismo es
la facilidad para explorar todo tipo de posturas. Según explica
Villalba, los amantes pueden llegar a sentirse acróbatas sexuales o
ponerle ese toque de creatividad que quizás, fuera de ella, no es tan
fácil de lograr.
El entorno de una piscina o del mar también estimula lo visual y da
un marco más que motivador para el encuentro. “La piel y el pelo
mojados suelen ser factores que aumentan la libido”, afirma la
sexóloga.
En coincidencia con la especialista, Joaquín, un muchacho de 27
años que probó la experiencia de tener sexo en el agua, reconoce los
“poderes mágicos” de este recurso natural. “Es buenísimo porque es algo
bien diferente y con mucha adrenalina. Más si hay gente cerca. Me
encanta sentirla (a su pareja) toda mojadita”, dijo el joven con aires
de lujuria.
Besarse y tener sexo oral debajo del agua es otra experiencia bien
distinta. Aunque debe ser practicaba con cierto recaudo. Como explica
Villalba, hay que tener control respiratorio para no terminar tosiendo
o ingiriendo líquido, situación que sin duda rompería el romanticismo.
El mito del preservativo y el dolor
Una vez tomada la iniciativa de tener un fogoso encuentro debajo
del agua, vaya paradoja, una de las dudas más frecuentes que se
presenta es el método anticonceptivo que debe utilizarse para no correr
riesgos.
“Lo hice en el jacuzzi pero lo aproveché poco porque me agarró el
trauma de que el preservativo no estuviese agarrando bien. No fue como
me lo imaginaba”, contó Marina, de 23 años, que también tiene
experiencia en el tema.
Por su parte, Melina (22), otra fan del aquasex, cree que no todos
los métodos son eficientes. “Yo porque me cuido con pastillas pero con
preservativos no sirve, no creo que sea lo mismo. Es más, intenté y no
se pudo”, cuenta la estudiante de Administración de Empresas.
Sin embargo, la competencia uruguaya de Alesandra Rampolla aclara
que el condón siempre debe colocarse con el pene en erección, desde el
principio de la relación y fuera del agua. Y añade: “Si no se pierde la
erección, no suele haber ningún problema con que se utilice hasta el
final”.
Otra de las falsas creencias que existe en torno esta práctica
sexual es que puede resultar dolorosa para la mujer, porque el líquido
limpia la lubricación de la vagina. Pero los especialistas afirman que
si está bien estimulada, no debe presentar molestia alguna.
Fuente