El Chaqueño Palavecino se fue de Cosquín muy enojado
Con sinsabor y malhumor abandonó su actuación el popular folkclorista Chaqueño Palavecino en el Festival de Cosquín, cuando los organizadores no le permitieron regresar al escenario para satisfacer los pedidos de un público esfervorizado que exigía más temas de su repertorio.
"No se puede cantar mirando el reloj", declaró hoy muy enojado el popular intérprete que arrastra a miles de seguidores de todo el país con el canto de chacareras, zambas, vidalas y otras melodías del acervo folklórico nacional.
Palavecino contó que, anoche, el público pedía a viva voz que siguiera actuando, que hiciera más canciones pero, admitió, "no me dejaron volver".
El intérprete narró también que lo puso "muy nervioso" que en las últimas canciones le hacían repetidas "señas" de que finalizara y se bajara del escenario ubicado frente a la plaza Próspero Molina de Cosquín, la capital del folclore.
Es que los presentadores de turno respetaron la programación y no le perdonaron que hiciera ni un "bis" a pesar de haber estado un cuarto más de una hora en escena y no tres como ocurrió el año pasado. (NA)
Con sinsabor y malhumor abandonó su actuación el popular folkclorista Chaqueño Palavecino en el Festival de Cosquín, cuando los organizadores no le permitieron regresar al escenario para satisfacer los pedidos de un público esfervorizado que exigía más temas de su repertorio.
"No se puede cantar mirando el reloj", declaró hoy muy enojado el popular intérprete que arrastra a miles de seguidores de todo el país con el canto de chacareras, zambas, vidalas y otras melodías del acervo folklórico nacional.
Palavecino contó que, anoche, el público pedía a viva voz que siguiera actuando, que hiciera más canciones pero, admitió, "no me dejaron volver".
El intérprete narró también que lo puso "muy nervioso" que en las últimas canciones le hacían repetidas "señas" de que finalizara y se bajara del escenario ubicado frente a la plaza Próspero Molina de Cosquín, la capital del folclore.
Es que los presentadores de turno respetaron la programación y no le perdonaron que hiciera ni un "bis" a pesar de haber estado un cuarto más de una hora en escena y no tres como ocurrió el año pasado. (NA)
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