La Agencia Espacial Europea ha hecho públicos unos datos recogidos por su satélite Envisat el pasado Marzo, que reflejan un descenso sin precedentes, de entorno al 40%, en los niveles de ozono sobre el sector Euro-Atlántico en el hemisferio norte.
El ozono es una sustancia cuya molécula componen tres átomos de oxígeno, y cuya presencia en estado puro en la atmósfera, y más concretamente, en la estratosfera, es vital para la existencia de vida en nuestro planeta, ya que no sólo actúa como depurador del aire, sino sobre todo, como filtro de los rayos ultravioletas procedentes del Sol.
Los datos recogidos por la ESA, reflejan que el invierno estratosférico ha sido excepcionalmente frío, lo que en colaboración con los clorofluorocarbonados (CFCs) sustancias químicas presentes en algunos aerosoles, que contribuyen a la destrucción más rápida del ozono.
En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal para la reducción del uso de estas sustancias químicas para proteger así los niveles de ozono, dada su extrema importancia para la vida en nuestro planeta. Sin este protocolo, los niveles de CFC en la atmósfera habrían sido mayores, y por tanto, la reducción registrada por la ESA, habría sido superior.
Los niveles de este año son radicalmente distintos a los del año pasado, dónde las temperaturas atmosféricas y los niveles de ozono fueron elevados, aunque desde el año 1997 no se registraban datos similares a los actuales.
Más información (en inglés) en:
http://www.esa.int/esaCP/SEMIF24SZLG_index_0.html
El ozono es una sustancia cuya molécula componen tres átomos de oxígeno, y cuya presencia en estado puro en la atmósfera, y más concretamente, en la estratosfera, es vital para la existencia de vida en nuestro planeta, ya que no sólo actúa como depurador del aire, sino sobre todo, como filtro de los rayos ultravioletas procedentes del Sol.
Los datos recogidos por la ESA, reflejan que el invierno estratosférico ha sido excepcionalmente frío, lo que en colaboración con los clorofluorocarbonados (CFCs) sustancias químicas presentes en algunos aerosoles, que contribuyen a la destrucción más rápida del ozono.
En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal para la reducción del uso de estas sustancias químicas para proteger así los niveles de ozono, dada su extrema importancia para la vida en nuestro planeta. Sin este protocolo, los niveles de CFC en la atmósfera habrían sido mayores, y por tanto, la reducción registrada por la ESA, habría sido superior.
Los niveles de este año son radicalmente distintos a los del año pasado, dónde las temperaturas atmosféricas y los niveles de ozono fueron elevados, aunque desde el año 1997 no se registraban datos similares a los actuales.
Más información (en inglés) en:
http://www.esa.int/esaCP/SEMIF24SZLG_index_0.html