Personas enviadas por correo
En febrero de 1914, May Pierstorff, una niña de Grangeville (Idaho) de
tan solo cuatro años de edad pidió a sus padres visitar a su abuela en
Lewiston, a 75 millas de distancia. El billete del tren que atravesaba
las montañas de Idaho hacia Lewinston costaba entonces el salario de
varios días de trabajo de sus padres. Al darse cuenta que no existía
una reglamentación específica acerca de enviar personas por paquete
postal, decidieron “enviarla por correo”. El 19 de febrero de 1914, May
y sus padres se presentaron en la oficina de correos en Grangeville,
donde se constató que el “paquete” pesaba 48 libras y media, algo menos
del límite permitido de 50 libras.
El franqueo, de 53 céntimos en sellos, se pegó en el abrigo de May.
La niña realizó todo el viaje en el compartimento de correo del tren, y
al llegar a su destino fue entregada sana y salva en casa de su abuela
por el secretario de turno, Leonard Mochel, según consta en los
archivos del National Postal Museum.
Pero este curioso caso de May no ha sido, ni mucho menos, único en
la Historia. Entre los más conocidos destaca el ocurrido sesenta y
cinco años antes, en 1849, cuando Henry “Box” Brown escapó de la
esclavitud enviándose a sí mismo (con la ayuda de las redes
abolicionistas) por correo a Filadelfia.
Pasó 26 horas en una pequeña caja en un viaje de 275 millas, con la
mala fortuna, además, de pasar mucho tiempo boca abajo. Y entre los
más actuales destaca en 2003 el caso de Charles McKinley, que quería
visitar a su familia en Desoto (Texas) durante sus vacaciones de cuatro
semanas. El 5 de septiembre se envió por correo a sí mismo (en una
caja) en avión de Nueva York a Dallas.
Sorprendentemente, las autoridades no
lo capturaron hasta que, muy cerca ya de su destino, el repartidor
llamó a la policía porque “había visto un par de ojos mirando desde el
interior de la caja”. Henry “Box” Brown lo hizo para escapar de la
esclavitud…McKinley, aparentemente, solo quería escaparse de pagar los
billetes de avión…
Y en estos tiempos de crisis… uno se teme que cada vez aparezcan mas
Charles McKinley… si es que no han aparecido ya y ni nos hemos enterado…
En febrero de 1914, May Pierstorff, una niña de Grangeville (Idaho) de
tan solo cuatro años de edad pidió a sus padres visitar a su abuela en
Lewiston, a 75 millas de distancia. El billete del tren que atravesaba
las montañas de Idaho hacia Lewinston costaba entonces el salario de
varios días de trabajo de sus padres. Al darse cuenta que no existía
una reglamentación específica acerca de enviar personas por paquete
postal, decidieron “enviarla por correo”. El 19 de febrero de 1914, May
y sus padres se presentaron en la oficina de correos en Grangeville,
donde se constató que el “paquete” pesaba 48 libras y media, algo menos
del límite permitido de 50 libras.
El franqueo, de 53 céntimos en sellos, se pegó en el abrigo de May.
La niña realizó todo el viaje en el compartimento de correo del tren, y
al llegar a su destino fue entregada sana y salva en casa de su abuela
por el secretario de turno, Leonard Mochel, según consta en los
archivos del National Postal Museum.
Pero este curioso caso de May no ha sido, ni mucho menos, único en
la Historia. Entre los más conocidos destaca el ocurrido sesenta y
cinco años antes, en 1849, cuando Henry “Box” Brown escapó de la
esclavitud enviándose a sí mismo (con la ayuda de las redes
abolicionistas) por correo a Filadelfia.
Pasó 26 horas en una pequeña caja en un viaje de 275 millas, con la
mala fortuna, además, de pasar mucho tiempo boca abajo. Y entre los
más actuales destaca en 2003 el caso de Charles McKinley, que quería
visitar a su familia en Desoto (Texas) durante sus vacaciones de cuatro
semanas. El 5 de septiembre se envió por correo a sí mismo (en una
caja) en avión de Nueva York a Dallas.
Sorprendentemente, las autoridades no
lo capturaron hasta que, muy cerca ya de su destino, el repartidor
llamó a la policía porque “había visto un par de ojos mirando desde el
interior de la caja”. Henry “Box” Brown lo hizo para escapar de la
esclavitud…McKinley, aparentemente, solo quería escaparse de pagar los
billetes de avión…
Y en estos tiempos de crisis… uno se teme que cada vez aparezcan mas
Charles McKinley… si es que no han aparecido ya y ni nos hemos enterado…