El maestro Jonah Colin tatúa pacientemente el pecho de un compatriota en la reunión internacional celebrada en Tailandia.
- Hippies urbanos, viejos y jóvenes rockeros, surferos... todos se reúnen durante unos días en Bangkok en torno a la tinta y las agujas.
- Los grandes maestros, como el que tatuó la espalda de la actriz Angelina Jolie, intercambian experiencias, novedades y tendencias.
Los trajes de chaqueta y ordenadores habituales en el centro de conferencias Impact, en las afueras de la ciudad, han dado paso a la tinta, las agujas y las pieles decoradas, así como a la tribu más variopinta de roqueros, surferos e incluso místicos urbanos.
El británico Steven Gigaskas ni se inmuta mientras un compatriota puntillea sobre su amplio pecho al dios hindú Hanuman. Algunos de los maestros del tatuaje presentes son el austríaco Mick Tattoo, el japonés Shige, el estadounidense Mike Ledger, el italiano Federico Ferroni, el chino Fu Hailin o el tailandés Arjan Noo, conocido por haber tatuado la espalda de la famosa actriz Angelina Jolie.
El dolor de las punzantes agujas y el escozor posterior no han impedido a decenas de jóvenes y no tan jóvenes someterse gustosamente a las expertas manos de estos artistas, quienes firman sus obras de arte con sangre y tinta.
"Sí que duele un poco, pero por fin tendré el tatuaje que siempre he querido: una flor en el tobillo",
declara una joven canadiense a la que todavía le quedan unas tres horas de paciente espera para ver su imagen finalizada. El británico Steven Gigaskas ni se inmuta mientras su compatriota Jonah Colin puntillea sobre su amplio pecho al dios hindú Hanuman, reconocible por su morfología simiesca y muy popular en Tailandia.
"Comencé a tatuarme hace diez años y desde hace siete vivo en Tailandia", explica Gigaskas, quien no tiene ni un milímetro libre de tatuajes en su espalda, llena de símbolos, letras y personajes mitológicos tailandeses realizados por monjes budistas.
La tradición se remonta al siglo XII
La tradición de los tatuajes tailandeses se remonta al periodo del Imperio Jemer en el siglo XII, cuando se pensaban que protegían a los guerreros contra las flechas del enemigo. Este trasfondo mágico y supersticioso perdura hoy en día y son muchos policías, soldados y hasta criminales quienes exponen su piel a la aguja para recibir los supuestos poderes protectores.
"Los tatuajes de la espalda fueron realizados por monjes, que también oficiaron una ceremonia espiritual", afirma Gigaskas, que deberá esperar seis horas para tener su "Hanuman" servido en el pecho.
"Cada año acudo de nuevo al templo para renovar los tatuajes, es algo espiritual que percibo cada día pero que no se puede explicar con palabras", asegura. El tatuaje en Asia es una moda sofisticada, alejada de los Popeyes, anclas y "amor de madre" típicos de marineros, soldados y inquilinos de las prisiones en Occidente.