por MISSARG Mar Nov 03, 2009 9:00 amInsomnio: “Consejos para dormir bien”
Dormir es una necesidad vital, que influye en todas las actividades de nuestro organismo. Mientras dormimos, se restablecen nuestras funciones físicas y mentales. El sueño influye de manera directa en nuestra salud y calidad de vida de ahí la importancia de dormir lo suficiente (el número de horas varía de unas personas a otras) y conseguir un sueño de calidad, reparador. Por lo tanto se considera insomnio cuando una persona no logra dormir las horas necesarias para su debido descanso y recuperación, o cuando en caso de dormir varias horas, el sueño es poco profundo.
Precisamente, quienes padecen de insomnio no consiguen satisfacer las necesidades de sueño de su organismo, y esa falta de sueño se traduce en una serie de trastornos físicos y psíquicos. Las personas se sienten cansadas, con faltas de energía, de apetito, irritables y con problemas para concentrarse.
Hay distintos tipos de sueño:
• Sueño retrasado, cuando se tiene mucha dificultad para conciliar el sueño y además, una vez que se ha logrado dormir, cuesta mucho despertarse.
• Sueño corto, cuando la persona despierta sin haber dormido suficiente y ya no puede volver a conciliar el sueño.
• Sueño interrumpido, cuando la persona se despierta varias veces por la noche sin una causa justificada, estando un rato despierta para volver a dormir después.
• Sueño irregular, que es una mezcla de los dos anteriores.
Son muchos los factores que hacen que durmamos mal: la depresión, el estrés, el jet-lag… pero también un entorno inadecuado (temperatura, luz o ruido), haber ingerido demasiado café o sustancias estimulantes, sufrir dolores, algunas enfermedades, una discusión. Pero cuando el problema se alarga, estamos ante un trastorno del sueño: el insomnio.
En torno a un tercio de la población padece o ha padecido alguna vez insomnio. Esta afección es más frecuente entre las mujeres.
El tratamiento del insomnio puede ser diferente según su causa, hablamos de:
Insomnio primario, en que el organismo no se consigue dormir sin causa aparente. Este tipo de insomnio se asocia a una mayor activación fisiológica, mental o emocional. Se puede tratar de resolver con un tratamiento específico.
Insomnio secundario sería el provocado por un problema físico o mental. La solución en este caso pasa por intentar resolver el problema que lo origina (depresión, ansiedad, dolor en relación con un problema físico, etc.).
Insomnio autoinducido, que tiene su origen en unos malos hábitos de sueño o en un comportamiento que lo perjudica (consumo de determinadas sustancias, por ejemplo).
A la hora de abordar el problema del insomnio, es preciso distinguir entre un insomnio circunstancial, ocasional, y un insomnio persistente o crónico, que puede durar meses o incluso años. En este caso se trata de un verdadero problema de salud y, por lo tanto, debe ser valorado por el médico.
A continuación se citan varios consejos para conciliar el sueño:
-Seguir una alimentación equilibrada y variada.
-Evitar realizar comidas pesadas antes de acostarse. Lo ideal es acostarse dos horas después de la última comida, y no comer demasiado en la cena. Sobre todo no realizar grandes ingestas de alimentos proteicos (carne, pescado, huevos), ya que pueden contribuir al insomnio.
-Evitar el consumo de bebidas y alimentos estimulantes, como el café, té, bebidas a base de cola y el chocolate o cacao, entre 6 u 8 horas antes de dormir.
-Evitar el consumo de alcohol antes de acostarse. Al principio puede provocar somnolencia, pero después de unas horas, puede interrumpir el sueño.
-Mantener un horario regular de sueño, procurando acostarse y levantarse siempre a la misma hora, incluso durante el fin de semana.
-Si necesita dormir una siesta, que no dure más de 20 minutos.
-Hacer ejercicio físico regularmente, pero no justo antes de meterse en la cama.
-Desarrollar un ritual que facilite el sueño: tomar un baño caliente, leer un libro, escuchar música relajante o beber un vaso de leche caliente.
-Crear un ambiente oscuro, silencioso y bien ventilado en su habitación. La temperatura debe ser agradable.
-Utilizar un colchón cómodo, ni muy rígido ni muy blando.
-No tratar de forzar el sueño, relajarse y evitar mirar el reloj.
-Si no consigue dormir, levantarse, ir a otra habitación e iniciar una actividad relajante (como leer) hasta que se concilie el sueño.
-Dormir sólo el tiempo necesario para mantenerse fresco durante el día.
(*) D.U.E. Y TÉCNICO NUTRICIONISTA.
fuente
Dormir es una necesidad vital, que influye en todas las actividades de nuestro organismo. Mientras dormimos, se restablecen nuestras funciones físicas y mentales. El sueño influye de manera directa en nuestra salud y calidad de vida de ahí la importancia de dormir lo suficiente (el número de horas varía de unas personas a otras) y conseguir un sueño de calidad, reparador. Por lo tanto se considera insomnio cuando una persona no logra dormir las horas necesarias para su debido descanso y recuperación, o cuando en caso de dormir varias horas, el sueño es poco profundo.
Precisamente, quienes padecen de insomnio no consiguen satisfacer las necesidades de sueño de su organismo, y esa falta de sueño se traduce en una serie de trastornos físicos y psíquicos. Las personas se sienten cansadas, con faltas de energía, de apetito, irritables y con problemas para concentrarse.
Hay distintos tipos de sueño:
• Sueño retrasado, cuando se tiene mucha dificultad para conciliar el sueño y además, una vez que se ha logrado dormir, cuesta mucho despertarse.
• Sueño corto, cuando la persona despierta sin haber dormido suficiente y ya no puede volver a conciliar el sueño.
• Sueño interrumpido, cuando la persona se despierta varias veces por la noche sin una causa justificada, estando un rato despierta para volver a dormir después.
• Sueño irregular, que es una mezcla de los dos anteriores.
Son muchos los factores que hacen que durmamos mal: la depresión, el estrés, el jet-lag… pero también un entorno inadecuado (temperatura, luz o ruido), haber ingerido demasiado café o sustancias estimulantes, sufrir dolores, algunas enfermedades, una discusión. Pero cuando el problema se alarga, estamos ante un trastorno del sueño: el insomnio.
En torno a un tercio de la población padece o ha padecido alguna vez insomnio. Esta afección es más frecuente entre las mujeres.
El tratamiento del insomnio puede ser diferente según su causa, hablamos de:
Insomnio primario, en que el organismo no se consigue dormir sin causa aparente. Este tipo de insomnio se asocia a una mayor activación fisiológica, mental o emocional. Se puede tratar de resolver con un tratamiento específico.
Insomnio secundario sería el provocado por un problema físico o mental. La solución en este caso pasa por intentar resolver el problema que lo origina (depresión, ansiedad, dolor en relación con un problema físico, etc.).
Insomnio autoinducido, que tiene su origen en unos malos hábitos de sueño o en un comportamiento que lo perjudica (consumo de determinadas sustancias, por ejemplo).
A la hora de abordar el problema del insomnio, es preciso distinguir entre un insomnio circunstancial, ocasional, y un insomnio persistente o crónico, que puede durar meses o incluso años. En este caso se trata de un verdadero problema de salud y, por lo tanto, debe ser valorado por el médico.
A continuación se citan varios consejos para conciliar el sueño:
-Seguir una alimentación equilibrada y variada.
-Evitar realizar comidas pesadas antes de acostarse. Lo ideal es acostarse dos horas después de la última comida, y no comer demasiado en la cena. Sobre todo no realizar grandes ingestas de alimentos proteicos (carne, pescado, huevos), ya que pueden contribuir al insomnio.
-Evitar el consumo de bebidas y alimentos estimulantes, como el café, té, bebidas a base de cola y el chocolate o cacao, entre 6 u 8 horas antes de dormir.
-Evitar el consumo de alcohol antes de acostarse. Al principio puede provocar somnolencia, pero después de unas horas, puede interrumpir el sueño.
-Mantener un horario regular de sueño, procurando acostarse y levantarse siempre a la misma hora, incluso durante el fin de semana.
-Si necesita dormir una siesta, que no dure más de 20 minutos.
-Hacer ejercicio físico regularmente, pero no justo antes de meterse en la cama.
-Desarrollar un ritual que facilite el sueño: tomar un baño caliente, leer un libro, escuchar música relajante o beber un vaso de leche caliente.
-Crear un ambiente oscuro, silencioso y bien ventilado en su habitación. La temperatura debe ser agradable.
-Utilizar un colchón cómodo, ni muy rígido ni muy blando.
-No tratar de forzar el sueño, relajarse y evitar mirar el reloj.
-Si no consigue dormir, levantarse, ir a otra habitación e iniciar una actividad relajante (como leer) hasta que se concilie el sueño.
-Dormir sólo el tiempo necesario para mantenerse fresco durante el día.
(*) D.U.E. Y TÉCNICO NUTRICIONISTA.
fuente
The Exiles
