Las pieles de plátano, desecadas y pulverizadas, al mezclarlas con agua contaminada la limpian de metales pesados. Una proporción de 5 ml por 100 de líquido es capaz de purificar en un 65% agua con moléculas de uranio, cadmio o níquel. Así lo asegura la doctora en ciencias químicas Milena Boniolo desde la Universidad Federal de São Carlos, en São Paulo.
Este barato sistema es posible porque los metales pesados tienen una carga positiva que les hace ser atraídos por las moléculas negativas del polvo de banana después de pasar una semana al sol para secarse. Si se repite el proceso, es posible purificar el agua completamente.
Sólo en el Gran São Paulo, los restaurantes desechan semanalmente casi cuatro toneladas de piel de plátano, que si se recogieran podrían destinarse a limpiar aguas contaminadas industrialmente. Mientras, si se desecha, la piel de plátano tarda dos años en biodegradarse.
Este barato sistema es posible porque los metales pesados tienen una carga positiva que les hace ser atraídos por las moléculas negativas del polvo de banana después de pasar una semana al sol para secarse. Si se repite el proceso, es posible purificar el agua completamente.
Sólo en el Gran São Paulo, los restaurantes desechan semanalmente casi cuatro toneladas de piel de plátano, que si se recogieran podrían destinarse a limpiar aguas contaminadas industrialmente. Mientras, si se desecha, la piel de plátano tarda dos años en biodegradarse.