Rescatado dos veces en una hora
Colin Everett, vecino de un inmueble de Newick Road, Brighton (Inglaterra) llamó a los bomberos, alertado por el humo que salía de la casa de su vecino.
Rápidamente llegan los bomberos, que se encuentran con la cocina del piso encendida, a punto de incendiarse y al habitante del lugar profundamente dormido en el sofá. Despiertan al tipo, apagan la cocina, disipan el humo y todo se queda en un susto y en unos pocos desperfectos.
Sin embargo, casi una hora después el señor Everett vuelve a darse cuenta de que de la casa del vecino vuelve a salir humo, vuelve a agarrar el teléfono y llama de nuevo a los bomberos.
Rápidamente llegan los bomberos, que se encuentran con la cocina del piso encendida, a punto de incendiarse y al habitante del lugar profundamente dormido en el sofá. Despiertan al tipo, apagan la cocina, disipan el humo.
El hombre, como flemático inglés que es, había decidido no darle importancia al asunto y seguir cocinando. Pero, según él, el cansancio que tenía era tal que no pudo evitar caer en brazos de Morfeo por segunda vez.
Colin Everett, vecino de un inmueble de Newick Road, Brighton (Inglaterra) llamó a los bomberos, alertado por el humo que salía de la casa de su vecino.
Rápidamente llegan los bomberos, que se encuentran con la cocina del piso encendida, a punto de incendiarse y al habitante del lugar profundamente dormido en el sofá. Despiertan al tipo, apagan la cocina, disipan el humo y todo se queda en un susto y en unos pocos desperfectos.
Sin embargo, casi una hora después el señor Everett vuelve a darse cuenta de que de la casa del vecino vuelve a salir humo, vuelve a agarrar el teléfono y llama de nuevo a los bomberos.
Rápidamente llegan los bomberos, que se encuentran con la cocina del piso encendida, a punto de incendiarse y al habitante del lugar profundamente dormido en el sofá. Despiertan al tipo, apagan la cocina, disipan el humo.
El hombre, como flemático inglés que es, había decidido no darle importancia al asunto y seguir cocinando. Pero, según él, el cansancio que tenía era tal que no pudo evitar caer en brazos de Morfeo por segunda vez.