Sin brillar, el conjunto xeneize fue más que un opaco conjunto
millonario y se impuso por 2-0 en el Superclásico, que se completó con
un tiempo de 43 minutos y otro de 39, luego de la suspensión del
domingo. Medel (PT 13m y ST 3m) anotó los dos goles del local y se fue
expulsado por doble amonestación (ST 30m). Gallardo cumplió su partido
300 con la Banda.
Pasaron cuatro días desde la tormenta y la suspensión, y esta tarde en
la Bombonera se renovaron las esperanzas de los dos equipos más grandes del fútbol doméstico de festejar, de
explotar en un grito de triunfo en medio de un presente realmente opaco.
Con la vuelta de Maradona a la Bombonera luego de más de un año, Boca
fue más en el Superclásico por los puntos, se impuso por 2-0 y le asestó
otro gancho al estómago a este pobre River.
Poco entregaron ambos equipos en el primer tiempo. Aunque el Millonario tuvo la primera
aproximación seria a los seis minutos con un centro de Ferrari que
Gallardo no logró conectar de cabeza ante la buena marca de Muñoz, el conjunto local
fue algo más en esos 43 minutos iniciales, sobre todo porque tuvo más
tiempo la pelota, mostró más actitud y ganó en los mano a mano.
Sin embargo, el
elenco de Alves evidenció serios
inconvenientes para encontrar precisión por abajo, quedó mal parado en
un par de contras del rival y no logró desnivelar por las bandas. Por su
parte, la visita no consiguió adelantarse en bloque y sus tres
jugadores de ataque quedaron demasiado aislados. Almeyda se tiró mucho
hacia adentro y Ferrari pasó realmente poco.
El Xeneize había tomado la pelota, pero todavía no había generado
peligro pese a la movilidad de Riquelme, la presión de Méndez y los
arranques de Gaitán. Pero a los 13, Ahumada cometió una tonta infracción
en el borde del área, Román le pegó de arrastrón y el chileno, que
partió en una posición dudosa, la empujó de cara a un Vega totalmente
clavado en la línea del arco.
Boca siguió apretando con más ímpetu que otra cosa, raspó y fue
empujando a River contra su arco. Pese a ganar algunos metros, el local
careció de explosión. Giménez pasó inadvertido, Medel ganó en los cruces
defensivos pero no sumó en ofensiva y Riquelme fue sólo el centro del
gol y un toque sutil por arriba del travesaño tras una asistencia de
Gaitán.
Por su parte, Gallardo trató de transformarse en el conductor, aunque
recibió siempre de espaldas y perdió constantemente frente a Méndez y
Luiz Alberto. ¿Rojas? No aportó absolutamente nada en ataque y apenas
colaboró en defensa. Las única, realmente clara, la tuvo Funes Mori a
los 29, pero el joven delantero se la entregó en las manos a García,
quien achicó acertadamente.
El Xeneize volvió a mostrar sus colmillos en el inicio del complemento y
a los 30 segundos avisó con un puntazo de Palermo que Cabral despejó al
córner. Y a los tres, Monzón tomó la lanza desde la mitad de la cancha,
llegó hasta el fondo y la puso atrás, Gaitán se abrió de piernas y
Medel, desde la medialuna, la clavó contra el poste derecho de Vega.
¿Definido? Absolutamente. El Millonario no tuvo jugo, no tuvo actitud,
jamás puso en jaque a una de las defensas más vapuleadas del campeonato y
apenas probó las manos de García, quien redondeó otra buena actuación, y
esta vez dejó su arco en cero. Es verdad que Funes Mori lo tuvo abajo
del arco a los 15 y que su definición fue muy pobre, pero nada más.
A partir del segundo tanto, Boca bajó un poco la intensidad y le entregó
la pelota a su rival, quizás porque se daba cuenta que enfrente había
poco para temer. Algún que otro centro que Canales -de los más
rescatables de la visita- conectó de cabeza le puso algo de pimienta a
un final que estaba escrito en cada rincón de la Bombonera.
Astrada tardó en cambiar y cuando lo puso a Villalva ya era muy tarde.
Igualmente, el joven delantero no tenía mucho para agregarle a un River
tan deslucido, tan entregado. A Boca, para completar la fiesta, le faltó
el gol récord de Palermo, quien tuvo un cabezazo que pasó cerca. La
mala para Alves: la expulsión de Medel. Pasaron cuatro días. La tormenta
se mudó a Núñez.
millonario y se impuso por 2-0 en el Superclásico, que se completó con
un tiempo de 43 minutos y otro de 39, luego de la suspensión del
domingo. Medel (PT 13m y ST 3m) anotó los dos goles del local y se fue
expulsado por doble amonestación (ST 30m). Gallardo cumplió su partido
300 con la Banda.
Pasaron cuatro días desde la tormenta y la suspensión, y esta tarde en
la Bombonera se renovaron las esperanzas de los dos equipos más grandes del fútbol doméstico de festejar, de
explotar en un grito de triunfo en medio de un presente realmente opaco.
Con la vuelta de Maradona a la Bombonera luego de más de un año, Boca
fue más en el Superclásico por los puntos, se impuso por 2-0 y le asestó
otro gancho al estómago a este pobre River.
Poco entregaron ambos equipos en el primer tiempo. Aunque el Millonario tuvo la primera
aproximación seria a los seis minutos con un centro de Ferrari que
Gallardo no logró conectar de cabeza ante la buena marca de Muñoz, el conjunto local
fue algo más en esos 43 minutos iniciales, sobre todo porque tuvo más
tiempo la pelota, mostró más actitud y ganó en los mano a mano.
Sin embargo, el
elenco de Alves evidenció serios
inconvenientes para encontrar precisión por abajo, quedó mal parado en
un par de contras del rival y no logró desnivelar por las bandas. Por su
parte, la visita no consiguió adelantarse en bloque y sus tres
jugadores de ataque quedaron demasiado aislados. Almeyda se tiró mucho
hacia adentro y Ferrari pasó realmente poco.
El Xeneize había tomado la pelota, pero todavía no había generado
peligro pese a la movilidad de Riquelme, la presión de Méndez y los
arranques de Gaitán. Pero a los 13, Ahumada cometió una tonta infracción
en el borde del área, Román le pegó de arrastrón y el chileno, que
partió en una posición dudosa, la empujó de cara a un Vega totalmente
clavado en la línea del arco.
Boca siguió apretando con más ímpetu que otra cosa, raspó y fue
empujando a River contra su arco. Pese a ganar algunos metros, el local
careció de explosión. Giménez pasó inadvertido, Medel ganó en los cruces
defensivos pero no sumó en ofensiva y Riquelme fue sólo el centro del
gol y un toque sutil por arriba del travesaño tras una asistencia de
Gaitán.
Por su parte, Gallardo trató de transformarse en el conductor, aunque
recibió siempre de espaldas y perdió constantemente frente a Méndez y
Luiz Alberto. ¿Rojas? No aportó absolutamente nada en ataque y apenas
colaboró en defensa. Las única, realmente clara, la tuvo Funes Mori a
los 29, pero el joven delantero se la entregó en las manos a García,
quien achicó acertadamente.
El Xeneize volvió a mostrar sus colmillos en el inicio del complemento y
a los 30 segundos avisó con un puntazo de Palermo que Cabral despejó al
córner. Y a los tres, Monzón tomó la lanza desde la mitad de la cancha,
llegó hasta el fondo y la puso atrás, Gaitán se abrió de piernas y
Medel, desde la medialuna, la clavó contra el poste derecho de Vega.
¿Definido? Absolutamente. El Millonario no tuvo jugo, no tuvo actitud,
jamás puso en jaque a una de las defensas más vapuleadas del campeonato y
apenas probó las manos de García, quien redondeó otra buena actuación, y
esta vez dejó su arco en cero. Es verdad que Funes Mori lo tuvo abajo
del arco a los 15 y que su definición fue muy pobre, pero nada más.
A partir del segundo tanto, Boca bajó un poco la intensidad y le entregó
la pelota a su rival, quizás porque se daba cuenta que enfrente había
poco para temer. Algún que otro centro que Canales -de los más
rescatables de la visita- conectó de cabeza le puso algo de pimienta a
un final que estaba escrito en cada rincón de la Bombonera.
Astrada tardó en cambiar y cuando lo puso a Villalva ya era muy tarde.
Igualmente, el joven delantero no tenía mucho para agregarle a un River
tan deslucido, tan entregado. A Boca, para completar la fiesta, le faltó
el gol récord de Palermo, quien tuvo un cabezazo que pasó cerca. La
mala para Alves: la expulsión de Medel. Pasaron cuatro días. La tormenta
se mudó a Núñez.