Escapa de prisión por un túnel hecho con una cuchara
Una mujer de 35 años condenada por asesinato escapó de su cautiverio en la ciudad holandesa de Breda de una manera que sólo hemos visto en la pantalla.
A falta de 22 meses para cumplir su condena, la fémina de la que desconocemos el nombre y apellidos fue trasladada a un lugar vigilado pero fuera del recinto de la prisión donde se prepara a los presos que van a ser liberados. Estos lugares, pese a estar vigilados, permiten una mayor libertad (irónicamente) de movimientos a las reclusas.
Aprovechando esta laxa vigilancia, se coló con una cuchara bajo la cocina del edificio y empezó a cavar. No le hizo falta esmerarse demasiado pues al otro de la calle un cómplice ya había hecho parte del trabajo levantando las baldosas de la calle y haciendo un túnel como Dios manda.
De esta manera la fugitiva sólo tuvo que levantar una trampilla bajo la cocina, trabajar un poco y disimular la obra según iba avanzando… hasta que un día pudo dar a la calle.
Una mujer de 35 años condenada por asesinato escapó de su cautiverio en la ciudad holandesa de Breda de una manera que sólo hemos visto en la pantalla.
A falta de 22 meses para cumplir su condena, la fémina de la que desconocemos el nombre y apellidos fue trasladada a un lugar vigilado pero fuera del recinto de la prisión donde se prepara a los presos que van a ser liberados. Estos lugares, pese a estar vigilados, permiten una mayor libertad (irónicamente) de movimientos a las reclusas.
Aprovechando esta laxa vigilancia, se coló con una cuchara bajo la cocina del edificio y empezó a cavar. No le hizo falta esmerarse demasiado pues al otro de la calle un cómplice ya había hecho parte del trabajo levantando las baldosas de la calle y haciendo un túnel como Dios manda.
De esta manera la fugitiva sólo tuvo que levantar una trampilla bajo la cocina, trabajar un poco y disimular la obra según iba avanzando… hasta que un día pudo dar a la calle.