Aunque aún mucha gente no es del todo consciente de la diferencia, una cosa muy distinta es tener el sida y otra estar infectado con el VIH, el virus que desencadena la enfermedad.
Tan diferente es que hay un porcentaje de personas, pequeño pero significativo (en torno al 5%), que pese a estar infectados no llegan a desarrollar los síntomas. Por algún motivo desconocido estos pocos afortunados son capaces de controlar la enfermedad mediante las defensas que crea su propio cuerpo.
En este grupo de personas se han centrado numerosas investigaciones buscando en primer lugar una explicación para, en segundo término, lograr luchar más efectivamente contra el sida.
En España hay 250 personas infectadas por el VIH que consiguen controlar la enfermedad por sí mismas, según los datos de los centros integrados en la red de investigación del sida.
Estos pacientes son denominados "controladores de elite" y el reto médico es conseguir que el resto de pacientes también se conviertan en controladores de elite.
Unos investigadores del Hospital Clínic de Barcelona han dado un importante paso en este sentido. En un estudio los investigadores han analizado las células dendríticas de personas sanas, pacientes infectados por el sida que consiguen controlar por sí mismos la enfermedad y pacientes que necesitan terapia antiretroviral para evitar la extensión de la infección.
En resultado ha sido que los pacientes que consiguen controlar por sí mismos la enfermedad tienen una capacidad de segregar moléculas alfa-defensinas diez veces superior al resto de los personas.
Unos pocos pueden ayudar a muchos
Un descubrimiento que abre una nueva vía en la investigación de alternativas terapéuticas para controlar el sida, ya que "si conseguimos estimular la segregación de estas moléculas, podremos conseguir que el paciente mantenga bajo control la enfermedad", según Josep Maria Gatell, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas que ha presentado el estudio.
El descubrimiento de este equipo científico es de una importancia notable, ya que aunque aún no se sabe cómo estimular esta segregación, es algo potencialmente posible.
Este estudio, que ha publicado hoy la revista PLoS ONE, está dirigido por la doctora Marta Rodríguez García, premio "Emili Letang" del Hospital Clínic de Barcelona por sus trabajos en esta línea de investigación y actualmente investigadora post-doctoral en The Rangon Institute of Massachussets General Hospital.
La investigación, que se ha prolongado durante tres años, ha contado con la colaboración del Centro Catalán de Investigación y Desarrollo de Vacunas para el sida (HIVACAT), en colaboración con los laboratorios Esteve y la Fundación la Caixa.