Ladrona de coches llama accidentalmente a la policía
La policía de Palm Coast, Florida (EE.UU.) recibió una extraña llamada. Nadie hablaba directamente con la operadora, pero se podía escuchar dos voces femeninas hablar.
No charlaban sobre el día, cómo estaba el tráfico o la crisis. Directamente hablaban de lo bien que les había ido robando coches cerca de un club de Daytona Beach.
La operadora pensó que quizá se trataba de una broma, pero por si acaso se puso en contacto con la patrulla más cercana al lugar donde las voces decían que habían tenido lugar los robos.
Así, más por curiosidad que por otra cosa, dos agentes rondaron por la zona y llamaron algo que les llamó la atención: un coche dentro del cual había “trasteando” una chiquilla de 13 años. Esta, al ver a los agentes acercarse salió corriendo y se dirigió a otro coche, que conducía otra chica, esta vez de 19 años.
Rápidamente los policías detuvieron al coche y a las dos ocupantes. En efecto, eran las dos personas a las que la operadora había escuchado hablar sobre los robos.
¿Qué había pasado? No se sabe a ciencia cierta, pero, en la emoción del quebrantamiento de la ley, seguramente accionó la llamada de emergencia del móvil (quizá al meterlo en la guantera o en el bolsillo). Así, sin pretenderlo, se convirtió en una asquerosa chivata.
La policía de Palm Coast, Florida (EE.UU.) recibió una extraña llamada. Nadie hablaba directamente con la operadora, pero se podía escuchar dos voces femeninas hablar.
No charlaban sobre el día, cómo estaba el tráfico o la crisis. Directamente hablaban de lo bien que les había ido robando coches cerca de un club de Daytona Beach.
La operadora pensó que quizá se trataba de una broma, pero por si acaso se puso en contacto con la patrulla más cercana al lugar donde las voces decían que habían tenido lugar los robos.
Así, más por curiosidad que por otra cosa, dos agentes rondaron por la zona y llamaron algo que les llamó la atención: un coche dentro del cual había “trasteando” una chiquilla de 13 años. Esta, al ver a los agentes acercarse salió corriendo y se dirigió a otro coche, que conducía otra chica, esta vez de 19 años.
Rápidamente los policías detuvieron al coche y a las dos ocupantes. En efecto, eran las dos personas a las que la operadora había escuchado hablar sobre los robos.
¿Qué había pasado? No se sabe a ciencia cierta, pero, en la emoción del quebrantamiento de la ley, seguramente accionó la llamada de emergencia del móvil (quizá al meterlo en la guantera o en el bolsillo). Así, sin pretenderlo, se convirtió en una asquerosa chivata.