Le clavan un cuchillo en el cuello y no lo nota
La oficinista Julia Popova, de 22 años y natural de Moscú (Rusia) fue atacada por un ladrón cuando volvía a su casa después de una agotadora jornada de trabajo. Un ladrón trató de arrebatarle el bolso. Julia se resistió, pero acabo soltándolo tras un fuerte golpe en el cuello.
Nerviosa (como es normal en cualquier víctima de un atraco violento) volvió a casa dispuesta a tranquilizarse un poco después de contarle lo que había pasado a sus padres.
Así que debió sentirse un poco desorientada cuando sus tranquilos y apaciguadores progenitores se pusieron blancos, comenzaran a temblar y le miraron con los ojos como platos al entrar Julia por la puerta. Extrañada preguntó qué ocurría.
Lo que pasaba es que por el cuello de Julia asomaba el mango de un cuchillo (y tiene pinta de ser el que vés en la foto). Como alma que lleva el diablo el matrimonio Popov llevó a su hija al hospital más cercano donde los cirujanos lograron sacar, sin dañar la columna vertebral de la chica, una hoja de algo más de 15 centímetros.
Al parecer el shock había sido tal que Julia no se había dado cuenta de lo que había ocurrido y no había sentido ningún dolor. Ahora mismo Julia está bien, pero creemos que sus padres se lo pensarán dos veces antes de trinchar el pollo el próximo domingo.
La oficinista Julia Popova, de 22 años y natural de Moscú (Rusia) fue atacada por un ladrón cuando volvía a su casa después de una agotadora jornada de trabajo. Un ladrón trató de arrebatarle el bolso. Julia se resistió, pero acabo soltándolo tras un fuerte golpe en el cuello.
Nerviosa (como es normal en cualquier víctima de un atraco violento) volvió a casa dispuesta a tranquilizarse un poco después de contarle lo que había pasado a sus padres.
Así que debió sentirse un poco desorientada cuando sus tranquilos y apaciguadores progenitores se pusieron blancos, comenzaran a temblar y le miraron con los ojos como platos al entrar Julia por la puerta. Extrañada preguntó qué ocurría.
Lo que pasaba es que por el cuello de Julia asomaba el mango de un cuchillo (y tiene pinta de ser el que vés en la foto). Como alma que lleva el diablo el matrimonio Popov llevó a su hija al hospital más cercano donde los cirujanos lograron sacar, sin dañar la columna vertebral de la chica, una hoja de algo más de 15 centímetros.
Al parecer el shock había sido tal que Julia no se había dado cuenta de lo que había ocurrido y no había sentido ningún dolor. Ahora mismo Julia está bien, pero creemos que sus padres se lo pensarán dos veces antes de trinchar el pollo el próximo domingo.