Lo mejor del malambo
Se realizó el Festival de Laborde Con los mejores malambistas de todo el país. Una competencia en serio. Con el triunfo del catamarqueño Hernán Villagra como Campeón Nacional
de Malambo culminó la edición 2010 del extraordinario festival que se
realiza desde hace cuarenta y tres años en el pueblo de Laborde, al sur
de la provincia de Córdoba. Villagra es un muchacho de veintitrés años,
finalista en las dos ediciones anteriores y que ahora llegó al lugar
más alto que pueda alcanzar un malambista argentino.
No es
exagerado decir que para conocer de verdad a este arte único, a esta
danza individual masculina tan vigorosa como refinada, hay que
acercarse al festival de Laborde. El mundo enorme, pero casi secreto
-al menos para la ciudad de Buenos Aires- del malambo y de sus
intérpretes se concentra en seis días de esta dura competencia a la que
llegan sólo los mejores bailarines de cada provincia. Atención: las
palabras "campeón" o "competencia" no deben entenderse en un sentido
deportivo, aunque sin duda es cierto que los muchachos se preparan
desde hace unos años a esta parte como verdaderos atletas. Práctica que
es vista por algunos veteranos con cierto recelo, también se entiende
(lo entienden esos jurados avezados que son Héctor Aricó y Omar
Fiordelmondo) como la necesidad irrefrenable de una evolución que, sin
embargo, no debe alterar los rasgos básicos de la tradición heredada.
A
medida de que pasaban estos días de competencia -que incluye, entre
otros rubros, pareja y conjunto de danzas, solistas vocales e
instrumentales y recitador gauchesco- el renglón fundamental que es el
malambo en sus seis categorías de edad, da pie a febriles
especulaciones entre entendidos y aficionados. Algunos tenían puesto su
corazón en Nahuel Estívez, 16 años y rionegrino, con su bello y
original malambo sureño, pero zapateado con bota "fuerte" y no con la
bota de potro del centro y sur del país. Todos daban prácticamente por
seguro que el fenomenal Nicolás Ciancia, santiagueño, 19 años, y que
había ido ganando todas las categorías previas, merecía el premio en
Juvenil Especial, y así fue. Muchos apostaron a que el pampeano Gonzalo
Molina (23), que se presentaba por primera vez en Laborde y fue una
auténtica revelación, obtenía el premio de la categoría más importante,
el de Malambo Mayor (bailarines entre veinte y cuarenta años) por su
maravilloso malambo sureño; aunque no se cumplió el pronóstico sí
alcanzó el puesto de subcampeón.
El 2009 había sido para los
aspirantes, como siempre, un año entero de riguroso trabajo y muchas
horas de ensayo por jornada. Este esfuerzo descomunal vale para todos,
incluidos los pequeñines de la categoría infantil, los adolescentes y
los canosos y a veces fornidos veteranos. El malambista genuino se
prepara con la dedicación y la fiereza de un guerrero samurai, sin más
recompensa que los cuatro o cinco minutos que podrá ejecutar en el
escenario de Laborde siempre que su talento y sus condiciones le hayan
permitido llegar allí. Ni dinero ni la promesa de una carrera estelar;
nada más, o mejor dicho, nada menos que el orgullo de haber arribado a
La Meca.fuente
Pensar que uno de mis compañeros de academia y mi profesor fueron campeones de la misma forma, años atras