El cine y lo diabolico
Históricamente, se repiten los casos en los cuales las
películas que incursionan en mundos desconocidos, en temas diabólicos y
en hechos fantasmales, terminan con desgracias, accidentes y hasta con
la locura o muerte de sus participantes, ya sean actores, directores o
personal del equipo de filmación.
Tal vez, el caso más conocido de injerencia de
otros planos de existencia sea el de la película “Tres hombres y un
bebé” con el protagónico de Tom Selleck, en la que aparece un chico
asomándose en una escena. Se pudo comprobar que no había ningún niño en
el set de filmación y que en el lugar había fallecido
una criatura
con las características físicas de esa extraña aparición. Y aunque los
productores dijeron que era una foto en tamaño natural de alguno de los
protagonistas, usada para promoción, que alguien descuidadamente había
dejado allí; nadie creyó esa pueril explicación y el caso quedó
registrado como uno más de los increíbles sucesos que rodean a ciertas
películas, sobre todo a aquellas que osan penetrar en temas satánicos o
sobrenaturales.
A lo largo de la historia del cine hay películas que pueden
considerarse “malditas”, ya que se han producido en la filmación casos
de poltergeist, objetos que se rompen o caen inexplicablemente,
decorados que cambian de lugar o aparecen alterados al momento de
compaginar las escenas y otros hechos aún más graves, como las que
afectan a las personas.
Uno de los casos más famosos es el del actor Bela Lugosi, quien fue el
que más veces interpretó a Drácula y cuyo trabajo se recuerda por
muchos como el mejor en la gran cantidad de representaciones que se han
hecho de este personaje sanguinario, diabólico e inmortal creado por
Brack Stoker. Lugosi fue tan influenciado por su personaje de vampiro
humano que terminó siendo una ruina. Dormía en un ataúd y no salía
nunca a la luz del día; incluso hay quienes afirman que pagaba fortunas
a quienes le conseguían sangre humana para beber.
La película “El bebé de Rosemary” que tuvo como protagonista a Mia
Farrow y fue dirigida por Roman Polanski en 1968, cuenta la historia de
una mujer embarazada acosada por una secta diabólica de la que forma
parte su propio esposo. La joven da a luz a un hijo del diablo. Uno de
los actores de esta película, Anton La Vey fundó lo que llamó “La
iglesia de Satán” en la cual participaron con el tiempo muchas personas
vinculadas con el mundo del cine. La actriz Jayne Mansfield murió
después de ser maldecida por practicar incorrectamente un ritual dentro
de una iglesia.
Pero el hecho más notorio y sangriento relacionado con este film fue el
que le ocurrió a la mismísima esposa del director Polansky. La actriz
Sharon Tate estaba embarazada cuando fue atacada en su residencia por
el llamado “Clan Mason” y asesinada en un ritual, donde con la sangre
de las víctimas se escribieron en las paredes consignas satánicas.
Tanto Mason, como sus seguidores dijeron recibir órdenes de su dios
diabólico, para ejecutar a la mujer del director que de allí en más
declinó notoriamente. Para completar la relación con lo diabólico,
recordemos que algunas escenas del film “El bebé de Rosemary” se
realizaron en el edifico Dakota, en el centro de Nueva York; donde años
antes había vivido el genio del cine de terror, el actor Boris Karloff,
de quien se dice que en su departamento del edificio Dakota hacía
pactos con el diablo. Este edifico siempre fue considerado maldito y
por eso fue recomendado a Polansky para lograr un clima satánico en su
rodaje. Por último, recordemos que a las puertas del edificio Dakota
fue asesinado uno de los grandes defensores de la paz, John Lennon, y
que su asesino dijo haber recibido “órdenes mentales” del mismísimo
demonio.
Otro de los films que incursionó en el tema satánico y que aún hoy es
considerado un clásico del género es “El exorcista” dirigido por
William Friedkin. Una parte de la película cuenta como en una
excavación arqueológica en un desierto indeterminado de oriente, se
desentierra una imagen del demonio Pazuzu, el que al ser llevado a
occidente desencadena la tragedia. La escena se rodó en unos parajes
desérticos de Oriente Medio y allí murieron inexplicablemente cuatro
trabajadores contratados para la filmación, además de contratiempos y
extrañas situaciones que obligaron a reducir el tiempo de filmación en
el lugar y regresar antes de lo previsto.
Pero los hechos siguieron ocurriendo a lo largo de toda la filmación y
aún persistieron en las películas siguientes: “El exorcista II” y “El
exorcista III”. Durante la filmación el director recibió amenazas de
distintos grupos de adoradores de Satán y la protagonista Linda Blair
sufrió un intento de asesinado que se trató de ocultar. La película
española “El día de la bestia” cuenta la historia de un sacerdote, que
acompañado por un conductor televisivo y un heavy metal; buscan al
Anticristo que ha nacido en Madrid, abordando el tema con cierto humor
y con escenas de terror.
La dirección estuvo a cargo de Álex de la Iglesia. En esta película,
como en todas las que se sumergen en el mundo satánico, no han faltado
los detalles escalofriantes: Los vidrios explotaban inexplicablemente,
uno de los técnicos sufrió un accidente automovilístico durante el
rodaje, uno de los encargados del doblaje quedó atrapado abajo de una
enorme cruz ubicada en el interior de una iglesia, las máscaras
africanas que servían de decorado en algunas tomas, se caían
inexplicablemente y en algunas escenas aparecieron torcidas. Una cama
que se uso en el film fue adquirida por una las mujeres de la
producción, quien se tuvo que deshacer de ella rápidamente, debido a
las continuas y diabólicas pesadillas que sufría.
Pero el desafío más grande hacía el infra-mundo fue cuando se realizó
en la película la invocación al demonio, utilizando paso a paso el
ritual auténtico, utilizando el Pentáculo y los signos grabados con un
cuchillo.
El director, dice que casi esperaban que apareciera Satanás y agrega:
”Tal vez efectivamente apareció entre nosotros y no nos dimos cuenta”.
La serie de películas llamadas “Poltergeits” nos habla de la
comunicación con el más allá, la abertura de una puerta entre los dos
mundos y las fuerzas desencadenadas que se llevan incluso a los seres
humanos; destruyendo y creando el pánico. Poltergeist fue rodada por
Tobe Hopper en 1982 y cuenta en su haber muchísimos hechos trágicos.
El mismo año de su realización Dominique Dunne fue asesinada por su
novio y en 1988 Heather O’Rourke murió de una larga enfermedad que los
médicos no pudieron diagnosticar y que lo llevó a sufrimientos extremos
y a afirmar en muchas ocasiones que “los del más allá” lo acosaban.
Otra película que camina por los senderos de la muerte es el film
dirigido por Wes Craven en 1987, “La serpiente y el arco iris” basado
en el libro del mismo título de Wade Davis, un especialista en
etnobotánica de la Universidad de Harvard, que viaja a Haití para
investigar dos casos certificados de zombies que han sido enterrados
vivos. En su investigación y después de muchos peligros y situaciones
límites vividas, regresa a Estados Unidos con la fórmula de la droga
zombie para su experimentación en laboratorio.
La película reproduce la experiencia de Wade Davis, agregando al
documental algunos toques de ficción. Se trató de dar el mayor realismo
posible a esta película, por lo que se realizó gran parte de ella en
Haití, realizando incluso auténticas ceremonias de vudú.
Varios miembros del equipo de filmación se hicieron adeptos a la
práctica del vudú y se quedaron en Haití radicados, mientras otros
fundaron templos vuduistas a su regreso a Estados Unidos. Por su parte
el director Wes Craven sufrió inexplicables apariciones y trastornos,
hasta que regresó a Haití para someterse a una “limpieza” en manos de
un bokor vudú.
Por último, recordemos el caso de Brandon Lee, la última (hasta ahora)
de las víctimas de estas extrañas maldiciones que tienen como
protagonistas a quienes en el cine se internan en otros mundos
dimensionales.
Brandon Lee, era hijo del célebre y recordado Bruce Lee, el pionero de
las películas de artes marciales, creador de un estilo propio de lucha
y aceptable actor de la famosa serie “El avispón verde”, como también
protagonista de éxitos como “Operación Dragón” y tantos más, que
compartió incluso con figuras hoy conocidas como Chuck Norris, que en
ese momento recién empezaban a recorrer el camino del cine. Ya de por
sí la muerte de Bruce Lee sigue teniendo aristas inexplicables y a eso
se agrega ahora la muerte de su hijo.
Brandon Lee se encontraba filmando “El cuervo”, una película que cuenta
la historia de un justiciero que regresa de la muerte para vengarse de
sus asesinos. En una de las escenas el joven actor es apuntado con una
pistola y se le dispara. La pistola que -por supuesto- debía estar
cargada con balas de fogueo, inexplicablemente fue cargada con balas
verdaderas, lo que llevó a Lee a una muerte casi instantánea.
Las investigaciones no dieron ninguna pista que llevara a determinar
quien cargó con balas de verdad la pistola y no faltan los que le
atribuyen al mismísimo Satanás el hecho.
También están los que aseguran haber visto el espíritu de Brandon Lee
rondando los lugares de filmación; tal vez, como en la ficción de la
película “El cuervo”; a decidido volver de la muerte para vengarse de
su asesino.
Evidentemente, a los seres del más allá, a los muertos, a los espíritus
y a las criaturas satánicos no les agrada que el mundo del cine se
interne en sus dominios, los invoquen y los perturben. Hacerlo es
desencadenar fuerzas incontrolables, producir situaciones inmanejables
y correr un riesgo que puede llevar, incluso a la muerte.fuente
Históricamente, se repiten los casos en los cuales las
películas que incursionan en mundos desconocidos, en temas diabólicos y
en hechos fantasmales, terminan con desgracias, accidentes y hasta con
la locura o muerte de sus participantes, ya sean actores, directores o
personal del equipo de filmación.
Tal vez, el caso más conocido de injerencia de
otros planos de existencia sea el de la película “Tres hombres y un
bebé” con el protagónico de Tom Selleck, en la que aparece un chico
asomándose en una escena. Se pudo comprobar que no había ningún niño en
el set de filmación y que en el lugar había fallecido
una criatura
con las características físicas de esa extraña aparición. Y aunque los
productores dijeron que era una foto en tamaño natural de alguno de los
protagonistas, usada para promoción, que alguien descuidadamente había
dejado allí; nadie creyó esa pueril explicación y el caso quedó
registrado como uno más de los increíbles sucesos que rodean a ciertas
películas, sobre todo a aquellas que osan penetrar en temas satánicos o
sobrenaturales.
A lo largo de la historia del cine hay películas que pueden
considerarse “malditas”, ya que se han producido en la filmación casos
de poltergeist, objetos que se rompen o caen inexplicablemente,
decorados que cambian de lugar o aparecen alterados al momento de
compaginar las escenas y otros hechos aún más graves, como las que
afectan a las personas.
Uno de los casos más famosos es el del actor Bela Lugosi, quien fue el
que más veces interpretó a Drácula y cuyo trabajo se recuerda por
muchos como el mejor en la gran cantidad de representaciones que se han
hecho de este personaje sanguinario, diabólico e inmortal creado por
Brack Stoker. Lugosi fue tan influenciado por su personaje de vampiro
humano que terminó siendo una ruina. Dormía en un ataúd y no salía
nunca a la luz del día; incluso hay quienes afirman que pagaba fortunas
a quienes le conseguían sangre humana para beber.
La película “El bebé de Rosemary” que tuvo como protagonista a Mia
Farrow y fue dirigida por Roman Polanski en 1968, cuenta la historia de
una mujer embarazada acosada por una secta diabólica de la que forma
parte su propio esposo. La joven da a luz a un hijo del diablo. Uno de
los actores de esta película, Anton La Vey fundó lo que llamó “La
iglesia de Satán” en la cual participaron con el tiempo muchas personas
vinculadas con el mundo del cine. La actriz Jayne Mansfield murió
después de ser maldecida por practicar incorrectamente un ritual dentro
de una iglesia.
Pero el hecho más notorio y sangriento relacionado con este film fue el
que le ocurrió a la mismísima esposa del director Polansky. La actriz
Sharon Tate estaba embarazada cuando fue atacada en su residencia por
el llamado “Clan Mason” y asesinada en un ritual, donde con la sangre
de las víctimas se escribieron en las paredes consignas satánicas.
Tanto Mason, como sus seguidores dijeron recibir órdenes de su dios
diabólico, para ejecutar a la mujer del director que de allí en más
declinó notoriamente. Para completar la relación con lo diabólico,
recordemos que algunas escenas del film “El bebé de Rosemary” se
realizaron en el edifico Dakota, en el centro de Nueva York; donde años
antes había vivido el genio del cine de terror, el actor Boris Karloff,
de quien se dice que en su departamento del edificio Dakota hacía
pactos con el diablo. Este edifico siempre fue considerado maldito y
por eso fue recomendado a Polansky para lograr un clima satánico en su
rodaje. Por último, recordemos que a las puertas del edificio Dakota
fue asesinado uno de los grandes defensores de la paz, John Lennon, y
que su asesino dijo haber recibido “órdenes mentales” del mismísimo
demonio.
Otro de los films que incursionó en el tema satánico y que aún hoy es
considerado un clásico del género es “El exorcista” dirigido por
William Friedkin. Una parte de la película cuenta como en una
excavación arqueológica en un desierto indeterminado de oriente, se
desentierra una imagen del demonio Pazuzu, el que al ser llevado a
occidente desencadena la tragedia. La escena se rodó en unos parajes
desérticos de Oriente Medio y allí murieron inexplicablemente cuatro
trabajadores contratados para la filmación, además de contratiempos y
extrañas situaciones que obligaron a reducir el tiempo de filmación en
el lugar y regresar antes de lo previsto.
Pero los hechos siguieron ocurriendo a lo largo de toda la filmación y
aún persistieron en las películas siguientes: “El exorcista II” y “El
exorcista III”. Durante la filmación el director recibió amenazas de
distintos grupos de adoradores de Satán y la protagonista Linda Blair
sufrió un intento de asesinado que se trató de ocultar. La película
española “El día de la bestia” cuenta la historia de un sacerdote, que
acompañado por un conductor televisivo y un heavy metal; buscan al
Anticristo que ha nacido en Madrid, abordando el tema con cierto humor
y con escenas de terror.
La dirección estuvo a cargo de Álex de la Iglesia. En esta película,
como en todas las que se sumergen en el mundo satánico, no han faltado
los detalles escalofriantes: Los vidrios explotaban inexplicablemente,
uno de los técnicos sufrió un accidente automovilístico durante el
rodaje, uno de los encargados del doblaje quedó atrapado abajo de una
enorme cruz ubicada en el interior de una iglesia, las máscaras
africanas que servían de decorado en algunas tomas, se caían
inexplicablemente y en algunas escenas aparecieron torcidas. Una cama
que se uso en el film fue adquirida por una las mujeres de la
producción, quien se tuvo que deshacer de ella rápidamente, debido a
las continuas y diabólicas pesadillas que sufría.
Pero el desafío más grande hacía el infra-mundo fue cuando se realizó
en la película la invocación al demonio, utilizando paso a paso el
ritual auténtico, utilizando el Pentáculo y los signos grabados con un
cuchillo.
El director, dice que casi esperaban que apareciera Satanás y agrega:
”Tal vez efectivamente apareció entre nosotros y no nos dimos cuenta”.
La serie de películas llamadas “Poltergeits” nos habla de la
comunicación con el más allá, la abertura de una puerta entre los dos
mundos y las fuerzas desencadenadas que se llevan incluso a los seres
humanos; destruyendo y creando el pánico. Poltergeist fue rodada por
Tobe Hopper en 1982 y cuenta en su haber muchísimos hechos trágicos.
El mismo año de su realización Dominique Dunne fue asesinada por su
novio y en 1988 Heather O’Rourke murió de una larga enfermedad que los
médicos no pudieron diagnosticar y que lo llevó a sufrimientos extremos
y a afirmar en muchas ocasiones que “los del más allá” lo acosaban.
Otra película que camina por los senderos de la muerte es el film
dirigido por Wes Craven en 1987, “La serpiente y el arco iris” basado
en el libro del mismo título de Wade Davis, un especialista en
etnobotánica de la Universidad de Harvard, que viaja a Haití para
investigar dos casos certificados de zombies que han sido enterrados
vivos. En su investigación y después de muchos peligros y situaciones
límites vividas, regresa a Estados Unidos con la fórmula de la droga
zombie para su experimentación en laboratorio.
La película reproduce la experiencia de Wade Davis, agregando al
documental algunos toques de ficción. Se trató de dar el mayor realismo
posible a esta película, por lo que se realizó gran parte de ella en
Haití, realizando incluso auténticas ceremonias de vudú.
Varios miembros del equipo de filmación se hicieron adeptos a la
práctica del vudú y se quedaron en Haití radicados, mientras otros
fundaron templos vuduistas a su regreso a Estados Unidos. Por su parte
el director Wes Craven sufrió inexplicables apariciones y trastornos,
hasta que regresó a Haití para someterse a una “limpieza” en manos de
un bokor vudú.
Por último, recordemos el caso de Brandon Lee, la última (hasta ahora)
de las víctimas de estas extrañas maldiciones que tienen como
protagonistas a quienes en el cine se internan en otros mundos
dimensionales.
Brandon Lee, era hijo del célebre y recordado Bruce Lee, el pionero de
las películas de artes marciales, creador de un estilo propio de lucha
y aceptable actor de la famosa serie “El avispón verde”, como también
protagonista de éxitos como “Operación Dragón” y tantos más, que
compartió incluso con figuras hoy conocidas como Chuck Norris, que en
ese momento recién empezaban a recorrer el camino del cine. Ya de por
sí la muerte de Bruce Lee sigue teniendo aristas inexplicables y a eso
se agrega ahora la muerte de su hijo.
Brandon Lee se encontraba filmando “El cuervo”, una película que cuenta
la historia de un justiciero que regresa de la muerte para vengarse de
sus asesinos. En una de las escenas el joven actor es apuntado con una
pistola y se le dispara. La pistola que -por supuesto- debía estar
cargada con balas de fogueo, inexplicablemente fue cargada con balas
verdaderas, lo que llevó a Lee a una muerte casi instantánea.
Las investigaciones no dieron ninguna pista que llevara a determinar
quien cargó con balas de verdad la pistola y no faltan los que le
atribuyen al mismísimo Satanás el hecho.
También están los que aseguran haber visto el espíritu de Brandon Lee
rondando los lugares de filmación; tal vez, como en la ficción de la
película “El cuervo”; a decidido volver de la muerte para vengarse de
su asesino.
Evidentemente, a los seres del más allá, a los muertos, a los espíritus
y a las criaturas satánicos no les agrada que el mundo del cine se
interne en sus dominios, los invoquen y los perturben. Hacerlo es
desencadenar fuerzas incontrolables, producir situaciones inmanejables
y correr un riesgo que puede llevar, incluso a la muerte.fuente