Dos de cada cinco mujeres admiten que le revisan el celular a sus parejas
Dos de cada cinco mujeres admiten que le revisan el celular a sus parejas
Hurguetear bolsillos o carteras, leer a escondidas diarios íntimos, oler prendas en busca de perfumes ajenos y hasta perseguir cual Sherlock Holmes al ser amado se han convertido en estrategias prácticamente en desuso para los celosos de hoy en día. Ahora, la tecnología brinda atajos mucho más simples para atrapar in fraganti a los y las piratas del siglo XXI.
Estudios realizados por la consultora D'Alessio IROL que indagan en la conducta de los usuarios de celulares revelaron que el 94% -un abrumador tres de cada cuatro- de las personas confiesa que su pareja recibe mensajes de texto de "amigos"-sí, así con comillas-, que le despiertan algún grado de sospecha. La diferencia está en que las mujeres tienen menos empacho en admitir que lo saben porque anduvieron realizando tareas de espionaje en el teléfono del otro. Un 37% de ellas lo reconoce, contra el 19% de los hombres.
Pero, hete aquí que del análisis se desprende que espiar tendría sus privilegios –salvo para Mauricio Macri, claro-. Resulta que al ser indagados sobre si le provoca celos que su pareja reciba sms de amigos, el 26% de los hombres respondió que sí, mientras que sólo el 20% de las mujeres se inclinó por ese casillero. Al parecer, la confianza de ellas se funda en que revisar les sirve para despejar dudas. Si no es así, al menos es buen pretexto.
A la cabeza del ranking de espías de celulares se encuentran los encuestados menores de 24 años. La práctica se va haciendo menos frecuente a medida que se avanza en la adultez, según se cree, porque va aumentando el nivel de confianza entre los integrantes de la pareja o, dirán algunos descreídos, simplemente porque crece el nivel de indiferencia entre las partes. Lo cierto es que el 72% de los encuestados de entre 45 y 54 años asegura no revisar los teléfonos de sus medias naranjas -o de sus peor es nada- "porque respetan su privacidad".
En fin, la solución para los celosos irremediables será entonces esperar a que la templanza llegue con los años. Mientras tanto, si por mala fortuna son cazados teclado ajeno en mano, siempre podrán recurrir a la frase de cabecera de todo espía casero: "Si no tenés nada que ocultar, no hay nada que temer".
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Dos de cada cinco mujeres admiten que le revisan el celular a sus parejas
Hurguetear bolsillos o carteras, leer a escondidas diarios íntimos, oler prendas en busca de perfumes ajenos y hasta perseguir cual Sherlock Holmes al ser amado se han convertido en estrategias prácticamente en desuso para los celosos de hoy en día. Ahora, la tecnología brinda atajos mucho más simples para atrapar in fraganti a los y las piratas del siglo XXI.
Estudios realizados por la consultora D'Alessio IROL que indagan en la conducta de los usuarios de celulares revelaron que el 94% -un abrumador tres de cada cuatro- de las personas confiesa que su pareja recibe mensajes de texto de "amigos"-sí, así con comillas-, que le despiertan algún grado de sospecha. La diferencia está en que las mujeres tienen menos empacho en admitir que lo saben porque anduvieron realizando tareas de espionaje en el teléfono del otro. Un 37% de ellas lo reconoce, contra el 19% de los hombres.
Pero, hete aquí que del análisis se desprende que espiar tendría sus privilegios –salvo para Mauricio Macri, claro-. Resulta que al ser indagados sobre si le provoca celos que su pareja reciba sms de amigos, el 26% de los hombres respondió que sí, mientras que sólo el 20% de las mujeres se inclinó por ese casillero. Al parecer, la confianza de ellas se funda en que revisar les sirve para despejar dudas. Si no es así, al menos es buen pretexto.
A la cabeza del ranking de espías de celulares se encuentran los encuestados menores de 24 años. La práctica se va haciendo menos frecuente a medida que se avanza en la adultez, según se cree, porque va aumentando el nivel de confianza entre los integrantes de la pareja o, dirán algunos descreídos, simplemente porque crece el nivel de indiferencia entre las partes. Lo cierto es que el 72% de los encuestados de entre 45 y 54 años asegura no revisar los teléfonos de sus medias naranjas -o de sus peor es nada- "porque respetan su privacidad".
En fin, la solución para los celosos irremediables será entonces esperar a que la templanza llegue con los años. Mientras tanto, si por mala fortuna son cazados teclado ajeno en mano, siempre podrán recurrir a la frase de cabecera de todo espía casero: "Si no tenés nada que ocultar, no hay nada que temer".
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