Diversos modelos climáticos pronostican un aumento de 4 grados en la
temperatura global con graves consecuencias para la vida en la Tierra.
Todas los días urgen nuevas noticias, todas malas, que nos indican con
pruebas físicas de que el clima está cambiando y que es culpa nuestra.
Ya casi no quedan negacionistas, los hechos son los hechos. Donde hay
menos consenso es sobre qué pasará en el futuro.
¿Cómo será el mundo para 2055? Dependerá mucho de lo que hagamos o no
hagamos a partir de ahora, pero lo más probable es que el mundo, tal y
como lo conocemos, habrá desaparecido. Si seguimos arrojando gases de
efecto invernadero a la atmósfera tal y como lo hacemos ahora la
temperatura media mundial habrá subido unos 4 grados centígrados por
esas fechas. Es la conclusión a la que llegan una serie de estudios
presentados en un congreso celebrado en Oxford estos días atrás.
¿Por qué tan pronto? Pues porque el aumento de temperatura provocado
por las emisiones de gases de efecto invernadero están disparando
ciclos de retrolimentación positiva que a su vez a aumentan las
emisiones. La naturaleza y escala de estos ciclos de retroalimentación
es un tema sujeto a vigorosos debates entre los climatólogos. Pero se
sabe que un mar más caliente libera más dióxido de carbono o un
permafrost en deshielo más metano. Además, con el cambio de temperatura
se pueden liberar más metano de los claratos submarinos o hacer que las
plantas decaigan más rápidamente, liberando dióxido de carbono.
Met Office ha corrido 17 modelos climáticos distintos contando con
estos ciclos de retroalimentación. Todos concluyen que habrá un aumento
de 4 grados para 2055 si las emisiones continúan aumentando a este
ritmo. Incluso si tuviéramos mucha suerte esta misma situación sólo se
retrasaría hasta 2070.
¿Cómo será el mundo con 4 grados más de media? El panorama expuesto por
los 130 investigadores en el congreso celebrado en Oxford parece
desolador. Un promedio de 4 grados significa un aumento de 15 grados en
el polo norte. Los veranos en el Ártico serán tan acogedores como el
valle de Napa en California.
El aumento del nivel del mar será de 1,4 metros, según Stefan Rahmstorf
del Instituto para la Investigación del Cambio Climático de Potsdam.
Incluso la predicción más optimista predice una subida de 0,65 metros
para 2100, que colocaría a 190 millones de habitantes al año en peligro
de sufrir inundaciones.
¿Hay esperanzas? Si se acuerda y se cumple por parte de todos reducir
las emisiones un 3% anual a partir de ahora las temperaturas “sólo”
subirían 2 grados. Algo ya de pos sí bastante negativo.
egún Wolfgang Cramer, en un mundo con 4 grados más de temperatura más
en promedio, la deforestación y los incendios destruirán el 83% de las
selva amazónica para 2100. El 30% de ella será convertida en terreno
degradado cubierto de matojos. En su modelo se asume la optimista
premisa de que el dióxido de carbono atmosférico extra beneficiará la
fotosíntesis de las plantas que allí hay, fijándolo en sus tejidos y
haciendo que crezcan más. Según él, si ha sobrestimado este efecto
beneficioso entonces la pérdida de la Amazonía será del simplemente del
100%.
Millones de personas que ahora viven en India y China dependen de las
lluvias monzónicas para sus cultivos y para sus reservas de agua
potable. El cambio climático cambiará este patrón de lluvias. Según el
modelo de Anders Levermann de la Universidad de Potsdam, que refleja la
física que controla los monzones, se producirá una mezcla entre
monzones muy intensos y otros extremadamente secos, complicándose en
extremo la planificación agrícola. Incluso peor, el fino aerosol de
partículas liberadas a la atmósfera por parte de la quema de
combustibles fósiles podría detener completamente las lluvias
monzónicas en China central y norte de India.
Los monzones son generados por un fuerte gradiente de temperatura en la
atmósfera donde el terreno cálido se encuentra con un océano frío.
Bloqueando la luz solar (con este aerosol, por ejemplo) se enfría la
costa y se disminuye este gradiente.
François Gemenne, del Instituto de Desarrollo sostenible y Relaciones
Internacionales de París, espera que para 2050 la falta de agua y el
aumento del nivel del mar fuerce a 200 millones de personas a dejar sus
hogares. Se espera que haya millones de estos inmigrantes llamando a
las puertas de los países occidentales más prósperos. En caso de
desastre, como se predice, la gente más desfavorecida tendrá menos
posibilidades de escapar y tendrán que luchar para sobrevivir en su
país.
El cambio climático ya está forzando a la gente a emigrar. El aumento
del nivel del mar está produciendo un éxodo desde Tuvalu, Kiribati,
Papua Nueva Guinea y las islas Carteret. Mientras que la sequía hace lo
mismo en Mauritania, Sudan, Gana y Kenya. La fusión del permafrost está
expulsando a las personas que viven en ciertas regiones de Alaska y las
inundaciones hacen lo propio en el delta de Bangladesh y en Vietnam.
Las proyecciones para Australia son un interrogante. Parece que
escapará a un aumento de temperatura de 10 grados o más, pero el patrón
de lluvias dibuja un panorama más problemático. Hay poco consenso entre
los distintos modelos en este caso. Lo más alarmante es la predicción
de un estudio en el que los incendios forestales serán intensos y muy
frecuentes debido a la baja humedad y fuertes vientos. Incluso en el
escenario más optimista la frecuencia de incendios sube a un 10 ó 50%
según David Karoly de University of Melbourne.